"La lista de morosos fiscales en Gipuzkoa tendrá 60 o 70 nombres"

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Jabier Larrañaga (Azpeitia, 1972) se estrena esta legislatura foral en el mundo institucional, después de dos décadas de actividad profesional, primero en Unilever y desde 2000 en Kutxa y en Kutxabank, donde ejercía de director de Banca de Empresas para Gipuzkoa en el momento de su nombramiento como diputado de Hacienda y Finanzas. Según explica, su voluntad es acompañar a las empresas sin renunciar a la recaudación, con una fiscalidad cercana, pero no agresiva.
Una de las primeras decisiones del gobierno foral fue la exención de las participaciones empresariales en el Impuesto sobre la Riqueza. ¿Entrarán en vigor ya este año los nuevos cambios? 
El trato de las participaciones empresariales y el escudo fiscal nos hacía estar desarmonizados. Estamos en plena reflexión de cómo debe ser el escudo del Impuesto sobre la Riqueza, un nombre que no nos gusta. Tenemos que confluir con las demás Haciendas forales y fijar un escudo -si no exactosí similar. Buscamos un equilibrio con la tarifa para que el impuesto no sea confiscatorio, pero analizando también puntos que fallan a la hora de determinar la renta. Vamos a proponer la reforma del impuesto a las otras Diputaciones, y haremos una reflexión conjunta, pero cada territorio debe tener unos puntos de ajuste a su realidad. Esperamos aplicar los cambios ya este mismo año.
¿Descartada la supresión del Impuesto de Patrimonio en Euskadi, como ocurre en Madrid? 
Casi todos los países de la OCDE han eliminado el Impuesto sobre Patrimonio, pero han reforzado la fiscalidad directa. Nosotros tenemos que mantener en vigor todavía el impuesto, pero de manera progresiva y ajustado a la realidad de cada territorio.
Las empresas vascas estrenan año con un tipo en el Impuesto de Sociedades superior, por primera vez, al de sus colegas del resto de España, y los empresarios hablan de merma competitiva. ¿Van a cambiar los tipos? 
Queremos una fiscalidad moderna y cercana, no agresiva. Bajar tipos no entra en nuestros planes, pero sí prestar un servicio de valor. La posibilidad de defender conjuntamente los proyectos vale muchísimo más que el diferencial de tipos. Tenemos deducciones que no existen en territorio común, y trabajamos para apuntalar nuestras empresas, atraer nuevos proyectos e incentivar iniciativas. El diferencial de tipos no supone una rebaja competitiva. Al revés, vamos a acompañar a las empresas para que sean más competitivas. Por ejemplo, queremos apoyar la participación de trabajadores en la empresa, porque eso ayuda a mantener aquí los centros de decisión.
¿Hubo muchas deslocalizaciones en la anterior legislatura? ¿Han vuelto empresas o rentas altas? 
Sí, hubo deslocalizaciones. Más de uno nos ha dicho que va a volver. Desde Hacienda tenemos que acompañar los proyectos empresariales, y eso no está reñido con la recaudación. Pero difícilmente se entiende que haya que pagar por algo que no recibes.
En el segundo semestre se publicarán en Euskadi las listas de morosos fiscales. ¿Está habiendo un 'efecto anuncio' y morosos que pagan sus deudas para evitar ver sus nombres en la lista? 
No vemos por ahora ningún efecto anuncio, con pagos de deudas pendientes. En Gipuzkoa, muchos morosos son empresas que han cerrado, por lo que hay pocas opciones de recuperar la deuda.
¿Cuántas personas físicas y jurídicas tendrá la lista de morosos de Gipuzkoa? 
Calculo que unas sesenta o setenta. Y la mitad son empresas en concurso.
¿Ha preparado ya su Departamento el plan de lucha contra el fraude de 2016? 
Estamos en ello. Preparamos el plan conjunto con Bizkaia y Álava, y el propio de Gipuzkoa. Hay bolsas de fraude clásicas, de usos y costumbres, y en ellas tenemos que trabajar la concienciación social, pero que nunca tendremos suficientes recursos para llegar a todos. Pero también se está produciendo una tecnificación del fraude, con nuevos canales y transacciones. Esto requiere adecuar perfiles y herramientas para trabajar con un gran volumen de información.
Gipuzkoa se quedó en 2015 50 millones por debajo de su previsión de recaudación. Este año estima que las arcas forales ingresarán 4.330 millones. ¿Habrá que revisar esa previsión? ¿Serán necesarios ajustes del gasto? 
Gipuzkoa no se plantea ajustes este año en su presupuesto. 2015 fue un buen ejercicio salvo por el impacto en el IVA, pero los 50 millones recaudados de menos no obligan a hacer ajustes. La madre del cordero está en lo que pase en 2016: ahora la senda es optimista, pero muy volátil.
¿Ve posible negociar la re novación del Cupo este año y revisar su cálculo? ¿Qué le parecen los datos del Sistema de Cuentas Públicas Territorializadas que dicen que, a igual esfuerzo fiscal, en Euskadi se dobla la media nacional de financiación per cápita? 
Ha llegado el momento de hablar del Cupo como es: Una apuesta por la capacidad de gestión y un andamiaje que nos permite estar donde estamos gracias a la gestión. La factura es fija y no vale cuestionar el modelo cuando a uno le va mal y al otro bien. Es un compromiso a largo plazo: Vaya como me vaya me comprometo a pagar, y me regularé en los momentos complicados y en los de bonanza.
Pero si lo que se cuestiona es la metodología del cálculo...
Si se cuestiona la metodología y vamos a la mejora continua, perfecto.
Tras las últimas elecciones forales y municipales, con la vuelta del PNV al poder muchos ayuntamientos están revisando el recargo del IBI que aplicó Bildu. ¿Hay directrices desde la Diputación? 
El IBI es competencia de cada municipio y la Diputación no entra. Sí estamos trabajando en el catastro, que no se renueva desde 2009. Estamos ultimando el informe con el valor de mercado, que nos dará la perspectiva de cómo irá la revisión. Aunque habrá de todo: Zonas donde se revaloricen los inmuebles y zonas en las que no.
El anterior gabinete foral de Bildu criticó la escasa presencia de Kutxa y de Gipuzkoa en el consejo de Kutxabank. ¿Piensa lo mismo su Gobierno? 
No soy consciente de ningún debate en este sentido.
¿La deuda de la Diputación está ajustada? 
Por la ley de estabilidad no podemos aumentar endeudamiento, sólo renovar la deuda que vence. La deuda viva de la Diputación es de 564 millones de euros, y este año renovaremos 62. Tenemos un coste financiero optimizado entre corto y largo. Cumplimos la regla de gasto y el déficit cero, y tenemos hasta 2020 para cumplir el objetivo de deuda.