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Atrás "La convivencia también requiere darle una mirada a la situación de los presos"

"La convivencia también requiere darle una mirada a la situación de los presos"

Entrevista a Maribel Vaquero, directora foral de Convivencia y Derechos Humanos, publicada el 1 de noviembre de 2016 en 'El Diario Vasco'

«Cuantos más conocimientos tengamos de qué son los derechos humanos, más posibilidades tendremos de vivir en una sociedad respetuosa y democrática». Maribel Vaquero, directora foral de Convivencia y Derechos Humanos, capitanea el programa Bizikidetza Lantzen, cuyo objetivo es impulsar una estrategia compartida con los municipios guipuzcoanos para fomentar la convivencia tras el cese de la violencia de ETA. Mañana se celebra una jornada en el propio palacio foral de Donostia donde se tratará «la memoria inclusiva y las buenas prácticas en el trato con las víctimas». 
Después de cinco años sin la violencia de ETA, ¿aún se tiene que fomentar la convivencia en Euskadi, y en Gipuzkoa particularmente? 
Sí, por supuesto. Todavía quedan muchas heridas abiertas. No podemos olvidar que Gipuzkoa ha sido el territorio más castigado con 394 víctimas de diferentes victimarios. Es cierto que cada vez hay más normalidad, pero que ETA no mate no significa que no haya violencia y que ya esté todo hecho. 
¿Hasta qué punto es necesario que las instituciones municipales trabajen a favor de la convivencia? 
Es imprescindible, porque es el ente más cercano a los ciudadanos. Desde la Diputación consideramos que es el marco ideal para trabajar este ámbito, y hemos comprobado que en los municipios donde está integrado el programa Bizikidetza Lantzen se ha rebajado muchísimo la tensión.
¿De cuántos consistorios hablamos? 
21 municipios guipuzcoanos, y ya han iniciado el proceso otros dos más. Lo que significa que el 65% de la población guipuzcoana ya trabaja el tema de la convivencia. 
¿Y cómo se puede encauzar todo ese trabajo en una sociedad tan plural? 
Mirando primero a nuestro pasado. Por eso es importante impulsar foros y experiencias de convivencia plural, porque si de verdad queremos avanzar hacia el futuro, tenemos que aprender de lo que sufrimos para no volver a repetirlo. Gipuzkoa tiene una gran oportunidad para construir una sociedad basada en los derechos humanos, pero no podemos pasar página y hacer como si nada hubiera pasado sin recuperar nuestra memoria, porque aquí se vulneraron muchos derechos.
¿Cree que aún cuesta hacer autocrítica de todo lo ocurrido? 
Sí, porque uno tiene que enfrentarse a su propio espejo y reflexionar sobre si valió la pena tanto sufrimiento. ETA comenzó siendo un instrumento para alcanzar la independencia, pero finalmente para lo único que sirvió fue para matar, olvidándose de su verdadero objetivo. El Estado, por su parte, también correspondía muchas veces creando un clima de terror. Y todo esto cuesta mucho reconocerlo.
Además de trabajar por una memoria inclusiva, desde Bizikidetza Lantzen también promueven el diálogo y el acuerdo entre las distintas sensibilidades políticas representadas en el pleno municipal. 
Así es. Dentro de nuestro ámbito de intervención el acuerdo político es el más necesario. No tienen por qué estar de acuerdo en todo, pero sí que se den foros de diálogo, porque nos parece esencial que todos los partidos opinen y sean escuchados. Bizikidetza Lantzen no es un trabajo del alcalde, sino de todas las fuerzas políticas, por eso es muy importante el consenso y la alianza. 
¿Y no considera que las necesidades o el contexto de cada municipio son diferentes? 
Sí, claro. Todos los municipios no van a poder desarrollar los mismos programas, porque no todos cuentan con la misma sociología ni han vivido la violencia de la misma manera, pero el mismo objetivo se puede trabajar de diferente manera. En Gipuzkoa hay 56 de 89 municipios donde se han producido asesinatos, pero también hay otro tipo de víctimas y sufrimientos que hay que tener en cuenta.
¿El reconocimiento mutuo por parte de las víctimas sería un paso para lograr la reconciliación? 
Precisamente cuando hablamos de 'memoria inclusiva' nos referimos a esto, a que tenemos que tener en cuenta a todas las víctimas, porque una misma vulneración debe tener el mismo derecho. En Euskadi han existido diferentes motivaciones para vulnerar los derechos humanos, pero todos tienen el mismo derecho a la verdad, la justicia y la reparación. 
Además del consenso político, ¿en qué otros ámbitos trabaja Bizikidetza Lantzen? 
Promovemos iniciativas de educación social en derechos humanos, reforzamos el apoyo asistencial a las víctimas, y también contribuimos a los procesos de reinserción de presos. Una vez que han pasado cinco años desde el cese de la violencia de ETA, tenemos que trabajar las consecuencias de tanto dolor. Por un lado están las víctimas, pero también nos queda por resolver el tema de los presos. Aún hay casi 400 personas con grandes condenas en las cárceles, y también creemos que debemos darle una mirada a esta situación, porque todas estas personas tarde o temprano saldrán de prisión y tendrán que reinsertarse en la vida social.
¿Han trabajado ya en algún caso en concreto? 
Todavía no, pero sí que empezamos a notar ciertos acercamientos. 
¿A qué se refiere? 
Los diferentes partidos políticos ya empiezan a hablar sobre los presos con cierta naturalidad. Se empieza a plantear que con la política de excepcionalidad no se va muy lejos, y que para trabajar la convivencia también tenemos que tener en cuenta la situación de los presos. 
¿Cree que la política penitenciaria es un obstáculo que pone freno a la paz en Euskadi? 
No creo que genere un clima que favorezca la convivencia... 
Usted está recorriendo personalmente los municipios que colaboran con Bizikidetza Lantzen. ¿Todavía se respira tensión? ¿Se percibe que la sociedad guipuzcoana aún está dividida en bandos? 
Ya no es la misma situación, pero todavía queda un punto de desconfianza en el que tenemos que seguir trabajando. Han sido muchos años viviendo bajo el miedo, y cuesta recuperar el respeto y la confianza, pero no se puede comparar con lo que sucedía hace unos años. 
¿Y cómo ha cambiado al sociedad guipuzcoana en estos últimos cinco años? 
Ha bajado mucho la tensión. Ahora nos movemos y hablamos con mayor libertad.
¿Cómo explica entonces que sucedan episodios como los de Alsasua o recientemente en Bilbao, donde agredieron a un dirigente del PP? ¿Sigue habiendo un resquicio de odio? 
Es cierto que puede haber situaciones en las que aún se respire odio, pero ponerle siempre el foco al odio, y no a lo positivo, alimenta aún más la confrontación. Es necesario hablar de que hay 23 ayuntamientos de Gipuzkoa que trabajan la convivencia, porque eso sí que nos genera esperanza.
¿Qué capítulo hace falta cerrar para que Euskadi viva en plena convivencia? 
Primero, que ETA finalmente se disuelva. Pero también que las instituciones sigan haciendo pedagogía de nuestro pasado y dejar muy claro que no es legítimo el uso de la violencia.
  

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