La tecnología

El agua salada se sacaba del pozo con cubetas (herradas) de madera y por canales se enviaba a cada una de las 8 dorias, donde se almacenaba en recipientes, situados junto a la caldera metálica donde se almacenaba en recipientes situados junto a la caldera metálica donde se le hacía hervir durante 4 horas cada carga, mediante un fuego inferior alimentado con leña funcionando tanto de día como de noche excepto los domingos y festivos (1).

Una vez evaporada el agua la sal quedaba al fondo del recipiente, siendo recogida en cestos que se colgaban encima del hogar para que terminara de escurrir con lo que se obtenía un producto de mejor calidad.

La sal así conseguida era adquirida por "traxineros" o mulateros y quienes junto con mujeres con burros y hombres con carros se ocupaban de venderla en el área de su influencia.

Al ser el consumo guipuzcoano muy importante por las grandes cantidades que demandaban los barcos que se dirigían a Terranova para la pesca del bacalao, las importaciones alcanzaron gran volumen.

La producción estaba limitada por la disponibilidad de leña pues siendo el clima muy húmedo no se podía secar por la acción del sol lo que obligaba a "cuajar" mediante el fuego.

Vista de la antigua fábrica de sal de Leintz-GatzagaVista de la antigua fábrica de sal de Leintz-Gatzaga.

Las citadas ordenanzas de 1543 regulaban tanto el uso del agua como de la leña, ambos bienes escasos,con el fin de conseguir su mejor aprovechamiento, estableciendo que si al que le tocaba el turno no pudiese trabajar por no tener preparada su leña "por temporal u otro accidente pase a trabajar quien pudiese".

En 1548 y dado que algunas personas intentaban hacerse con una parte importante de las dorias, para evitarlo se acordó que "las dorias en que se hace la sal es la cosa de más sustancia y de mayor caudal que hay en esta villa" y "porque hasta ahora las dorias siempre fueron repartidas entre muchos vecinos que de ellas se mantenían" se estableció una ordenanza que prohibía recoger leña de los montes comunales a los que poseyeran más de una doria, con lo que les obligaban a vender "su exceso de participación"(2) con lo que se consiguió mantener la propiedad muy repartida hasta principios del siglo actual.

 

(1) Ayerbe Irizar, María Rosa. La Industria de la Sal en Salinas de Léniz y Gaviria.

(2) Bergareche, Domingo. Apuntes Históricos de Salinas de Leniz. 1952.