Perra egileak

Tanto Pedro Iribar "Pello el herrero" (Aya 1.924) como Román Ormazabal (Zegama 1.931) conocidos especialistas en la construcción de herraduras y su encascillado a los animales, aprendieron el oficio en su juventud de otros profesionales familiares suyos.

Para la construcción de las herraduras solían partir de "hierro blando" cuando más dúctil y maleable mejor, que adquirían en los almacenes de la zona, aunque en los años que siguieron a la guerra civil tuvieron que proveerse de "pletinas y varillas" en las chatarrerías.

En el caso de las herraduras "de pestaña" para el ganado vacuno el material de tres y cuatro mm. de espesor venía cortado a medida "antes para cinco clases y posteriormente para seis" y en otros casos conseguían las dimensiones adecuadas utilizando una tijera, para a continuación en frío, en una prensa obtener dos herraduras en cada golpe.

El matrimonio OrmazabalEl matrimonio Ormazabal de Zegama fabricando herraduras (Foto Javier Carballo).

Enderezando las herradurasEnderezando las herraduras (Foto Javier Carballo).

Cuando disponían de las cantidades que consideraban suficientes para los pedidos que preveían abastecer, las agrupaban en pequeños montones, colocándolas en un horno "sutegia", para tras su calentamiento alargar y dar forma "torcer la chaveta" para que posteriormente la herradura se ajustara mejor al animal, y conseguir el asiento "orpua" en la parte trasera. El trabajo "maluketan" lo realizaban en equipo habitualmente compuesto por dos personas por golpeo sobre un yunque "txingura" utilizando un martillo. Los artesanos se comunicaban el inicio, el descanso o el final de la operación mediante sonoros toques de significado convenido.

Terminada esta operación en una punzonadora manual se perforaban unitariamente los cuatro (en el caso de las herraduras más pequeñas) o cinco agujeros, lo que de no conseguirse de la forma deseada obligaba a una operación adicional utilizando un puntero.

En el caso de las herraduras para caballos, asnos y mulos y tras cortar el material a la medida deseada utilizando la "tajadura" (martillo que se golpea con una porra), se procedía a su calentamiento para sobre un yunque con sucesivos golpes "adelgazar" los dos extremos, para tras un nuevo calentamiento proceder a conseguir las curvaturas adecuadas, primero la de un lado y luego la del ótro, para pasar a realizar los seis agujeros utilizando "eskuku maillua".

Tradicionalmente los demandantes de los servicios de los perratzailles o los que únicamente compraban las herraduras provenían de los pueblos cercanos a su lugar de trabajo. En 1940-50 la herradura colocada se cobraba a 15 pesetas, lo que en 1960, ascendía a 5 pesetas. En 1967 Nietos de Valentín Uribesalgo de Mutriku, conocido fabricante, cobraba 1.628 pesetas los 100 kgs. de "perras" sueltas. En 1985 el paquete de 2,5 kgs. de clavos de herrar del 0, valía 109,65 pesetas, lo que actualmente puede llegar a 4.000.

José Maria OsaJosé Mª Osa (Oikhia) ajustando la herradura {foto Javier Carballo).

Herramientas utilizadas por los perratzaillesHerramientas utilizadas por los "perratzailles".

José Maria OsaJosé Mª Osa (Oikina) uno de los buenos "perratzailles" guipuzcoanos, cortando con tenaza las puntas d,e los clavos salientes (foto Javier Carballo).