El herrador de Caspe

Hacia los años 50 la economía de la población de Caspe se basaba totalmente en la agricultura.

Con una población del orden de los 10.000 habitantes, existían en su zona de influencia entre 14.000 y 16.000 animales de tiro, por lo que el oficio de herrador tenía una indudable importancia, siendo 3, las fraguas que se dedicaban a la fabricación y colocación de herraduras.

Francisco Camón Campos, inició su aprendizaje de herrador en 1950, a los 14 años, en el principal taller de esta población, que se dedicaba tanto a la fabricación de herraduras como a su colocación en las manos y patas de los animales de tiro.

La herraría estaba dirigida por un maestro, ayudado por 2 ó 3 aprendices. Otros 5 ó 6 herradores se dedicaban a la labor de cambiar y reponer las herraduras gastadas.