Comercialización

Una vez recogida la trufa y antes de su comercialización hay que quitarle la tierra que lleva adherida (para lo que hemos visto utilizar cepillo de uñas), lavarlas con agua y secarlas. Estas operaciones pueden llegar a suponer la pérdida de hasta un 20% de su peso, si también tenemos en cuenta la deshidratación.

La comercialización de la trufa puede decirse que es opaca, aunque existen algunos truficultores que cuentan con demandantes más o menos fijos con los que convienen los precios y envían directamente la trufa. En otros casos existe un mercado, en bajeras, bares de carretera, entre otros lugares, donde a horas tardías se reúnen vendedores y compradores que, tras examinar la mercancía, y los consiguientes regateos se realizan las operaciones de compra-venta, pagándose en efectivo.

Estas circunstancias hacen muy difícil conocer las producciones reales de trufa negra y sus precios de venta, que dependen principalmente de su clase y estado, así como de la demanda. Informaciones verbales señalan como frecuentes entre 500 y 800 €/kg. La trufa blanca, obtenida sobre todo en Italia y Eslovaquia llega a 2.300/3.000 €/kg.

Bolsa que el fruticultorBolsa que el fruticultor lleva apoyada en el hombro y donde deposita las trufas. (Fotografía: Javier Carballo).

Machete truferoMachete trufero. (Fotografía: Javier Carballo).