De la artesanía a la escultura

Como ya hemos señalado en alguna ocasión anterior resulta imposible definir en la práctica la imprecisa línea que debe separar a los artesanos de los artistas, es decir, donde acaban unos y comienzan los otros. De manera convencional se suele entender que los primeros transforman los materiales de su entorno elaborando bienes con marcado carácter personal para uso cotidiano o solamente decorativo, mientras los segundos logran objetos de carácter estético que la sociedad considera obras de arte.

A pesar de todo lo anteriormente expuesto el caso de Arturo Andrade Arias (Allariz 1956) es claro y en buena medida paradigma de un trabajador cualificado que tras ejercer unos años como artesano, llega a ser considerado como un destacado artista con obras que empiezan a alcanzar proyección internacional.

Junto con lo que antecede hay que destacar que para dar forma a su creatividad –básicamente esculturas figurativas de bronce – utiliza procedimientos específicos a los que ha llegado tras muchos años de intenso trabajo y el dominio de variadas técnicas.