Cosas

Los cambios a que obligan los avances tecnológicos y sociales suelen chocar con los hábitos, dando lugar a situaciones como mínimo singulares, al menos vistas desde el presente. Nos vamos a referir a dos hechos reales.

SecretariaLa secretaria escribiendo a maquina junto al despacho del jefe. A su izquierda un oficinista. Solo cuando se comprobó repetidas veces que la máquina no se equivocaba y reproducía fielmente el original se abandonó el "cotejo".

 

"Ixil poltsa"

Era práctica habitual en nuestro entorno en los años cincuenta y sesenta del siglo XX el pago semanal de los salarios mediante la entrega de un sobre, que contenía "la nómina" y el dinero devengado. No pasó mucho tiempo hasta que se pasó a la liquidación quincenal y poco después, aunque no en todos los casos, a la mensual, mediante la entrega de la liquidación y un talón bancario. Hay que recordar que también en este caso los empleados se diferenciaban al percibir con antelación la liquidación al término de cada mes.

La medida se justificaba por los riesgos que suponía para las empresas, sobre todo las de mucha plantilla, transportar cantidades elevadas de dinero desde las entidades bancarias, tarea encomendada exclusivamente a los hombres. También, en ocasiones, los trabajadores perdían el dinero percibido.

El cambio de forma de pago de la entrega de dinero en mano a talón bancario, puso de manifiesto que había un número reducido de trabajadores que no entregaban a sus mujeres, como era práctica en la época, todo el dinero que percibían reservándose una parte, la "ixil poltsa", para sus necesidades personales.

En no pocas empresas pudo resolverse la cuestión manteniendo la práctica, es decir, entregando un talón de cuantía menor al dinero a percibir y el resto entregándose en mano al interesado.

Esta forma de proceder, reflejo de una época, puede entenderse únicamente en aquel contexto y resulta difícilmente comprensible en nuestros días. Hay que recordar que la mujer era la administradora del dinero de la familia, tarea que con el paso de los años ha ido cambiándose.

 

El cotejo

Cuando en las entidades bancarias las anotaciones se hacían a mano, en muchas ocasiones era necesario cotejar la copia con el original para comprobar si eran iguales en todas sus partes.

Cuando a aquella sucursal llegó la primera fotocopiadora de gran tamaño y paradigma de los avances tecnológicos, ni los empleados dedicados a la copia manual, ni el director escéptico con los progresos técnicos mostraron ningún entusiasmo. El caso es que en medio de gran expectación se probó la máquina y cuando por uno de sus extremos salió la copia el director ordenó, como era tradicional, su cotejo con el original y solo cuando se comprobó que el invento no se había equivocado pensó que quizá podía ser útil en aquella sucursal bancaria y lanzó el habitual "cotejado".

Solo cuando se comprobó repetidas veces que la máquina no se equivocaba y reproducía fielmente el original se abandonó el "cotejo".