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Atrás “Nos gustaría naturalizar las consultas populares y convertirlas en un ejercicio habitual de toma de decisiones”

“Nos gustaría naturalizar las consultas populares y convertirlas en un ejercicio habitual de toma de decisiones”

La Diputación destinará 1,42 millones para sentar las bases de la estrategia de participación ciudadana, involucrando a todos los departamentos forales

20/03/2016

Entrevista publicada en Noticias de Gipuzkoa , el 9 de marzo de 2016

La participación ciudadana se ha convertido en uno de los ejes estratégicos de las políticas del Gobierno foral. ¿Cómo se va a encauzar este reto?

La participación ciudadana va a constituir un pilar básico del modelo de gobernanza que está impulsando este Gobierno. ¿Cómo? Cambiando las políticas y la forma de llevarlas a cabo. Para ello hemos definido unas líneas de trabajo, un plan y una visión estratégica en torno a la participación ciudadana. Consideramos que, de entrada, es necesario realizar esa visión estratégica y complementarla con acciones y objetivos concretos.

¿Qué tipo de acciones?

Para finales de verano vamos a definir un marco estratégico de futuro que es importante porque permitirá marcar las líneas de trabajo y las futuras políticas de participación. También se va a revisar la norma foral de 2010 para adaptarla al nuevo mapa social y político. Por otro lado, constituiremos el consejo social de participación ciudadana y pondremos en marcha el registro de entidades de participación, para fomentar esta acción a través del asociacionismo. Generaremos guías metodológicas tanto internas como también de cara a los ayuntamientos y la ciudadanía para tener un modelo único reglamentado que enmarque claramente estos procesos y abriremos una plataforma on line de participación. Para antes de verano subiremos a la web una plataforma de participación virtual con proyectos y presupuestos participativos y peticiones ciudadanas. Va a ser un salto muy importante.

La participación ciudadana se lleva trabajando desde hace años en Gipuzkoa. En 2010 se creó una norma foral a este respecto, pero, pese a tener presencia, es un ámbito que se ha desarrollado poco.

Desde el año 2007, se vienen haciendo grandes cosas. En 2010 se consiguió aprobar la norma foral que fue pionera en el Estado y que permitió articular las políticas de participación de una manera estructurada. Entre 2011 y 2015 se empezaron a poner en marcha esas políticas, se activaron unas líneas de subvención y empezó a gestarse el espíritu de una red en torno a los ayuntamientos para trabajar la participación. Ahora vemos que hay que dar un salto importante e institucionalizar ese espíritu en algo concreto, que va a ser la red de ayuntamientos. Vamos a constituir un espacio institucional para los ayuntamientos para fomentar distintas formas de encauzar la participación. No se trata de trabajar la participación de una forma más o menos periódica, sino de darle formalidad y estructura para que lo que ahí se adopte la Diputación lo tenga en consideración.

¿Cree que existe una falta de implicación de la sociedad en el ámbito público/político o es que no se han dado los cauces necesarios para que la gente se implique?

Más lo segundo que lo primero. El modelo político anterior está denostado, tenemos que generar nuevos canales de comunicación para cambiar las políticas públicas y la forma de ejecutarlas. Para eso hay que contar con la ciudadanía. Este nuevo modelo de gobernanza se centra en abrir procesos de participación que van a posibilitar que la ciudadanía en todo momento tome parte en las decisiones de la Diputación. Es un cambio de cultura interna importante y está generando mucha implicación e ilusión. Buscamos legitimar políticas públicas con las asociaciones y ciudadanía y generar esos nuevos espacios de trabajo, porque lo anterior ya no vale.

¿Este impulso a la participación ciudadana está ligada a una mayor autocrítica política?

Sí. No hemos sabido entender que la política es cosa de dos, no solo de los políticos. Todavía hay partidos que piensan que la política, una vez que se producen las elecciones, consiste en ejercer esa potestad otorgada por el pueblo y dentro de cuatro años someterte al veredicto de la ciudadanía. Eso no es así. Debe ser una relación mucho más dialógica en la que la sociedad participa constantemente en las decisiones y comparte el marco de trabajo en común. También hay otra gente que piensa que la ciudadanía debe tomar decisiones al margen de los representantes políticos y tampoco es así. Hay que buscar el equilibrio y encontrar esos espacios comunes de trabajo.

¿Son los jóvenes uno de los públicos a los que quieren implicar?

Es uno de los retos. A día de hoy la cultura de la participación es escasa. Estamos diseñando nuevos canales para conectar con la gente y hacer más atractiva la participación. Me estoy refiriendo a un portal dentro de la página web de la Diputación. Pero tenemos que lanzarnos a la calle, salir de la Diputación para que, desde la calle, la ciudadanía pueda presentar sus propuestas.

¿Qué requisitos debe tener un proceso de participación para que se realice con garantías?

Tiene que haber una primera fase de información y comunicación que es casi tan importante como el resto del proceso. Hay que ofrecer toda la información disponible, todos los informes con los que contamos sobre la materia a tratar para que la gente tenga una opinión contrastada. En segundo lugar, pasaríamos a una fase de deliberación pública abierta, en la que se debe llevar a cabo una reflexión profunda sobre el objeto que se está debatiendo y en la que se pueda participar libremente, evitando los grupos de interés. En tercer lugar pasaríamos a una fase de toma de decisión, y para eso hay que ponderar todas las propuestas que se ponen encima de la mesa. Y finalmente, hay que rendir cuentas y evaluar el proceso para poder mejorarlo en el futuro.

¿Cómo gestionan las expectativas que este tipo de procesos generan en la ciudadanía?

Lo importante es marcar de una forma muy clara cuál es el objetivo, el terreno de juego. Eso implica establecer unas reglas y decidir qué es lo que se pretende con el proceso que se inicia. Nosotros definimos muy bien por qué queremos hacer un proceso participativo, para qué lo hacemos, quiénes van a participar y en qué ritmos.

¿En qué proyectos de participación está embarcado el departamento?

Hemos definido 40 propuestas implicando a todos los departamentos de la Diputación y a 28 direcciones. Es un elenco de propuestas muy diverso: euskera, políticas de juventud, cooperación, deporte femenino... Va a ser un año muy intenso.

¿Tiene previsto la Diputación convocar alguna consulta popular?

Nos gustaría, pero todavía no hemos trabajado la materia sobre la cuál se podría llevar a cabo. Nos parece interesante, ya que es una herramienta que está cobrando fuerza. Pero es un instrumento más. Nos gustaría naturalizarlo y convertirlo en un ejercicio responsable, habitual y no traumático con el que los guipuzcoanos puedan participar en la toma de decisiones. Tenemos una sociedad madura, responsable y avanzada en la cultura participativa.

¿Cómo se encauzarán esas consultas?

A través del consejo social de participación ciudadana. Entendemos que esta es la estructura en la que va a poder participar el elenco social, donde las asociaciones van a tener su sitio privilegiado para poder participar. A través de esta estructura se podría dar cauce a convocar consultas.

  

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