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Día Mundial para combatir la desertificación

Nuestra Tierra. Nuestro Hogar. Nuestro Futuro

El Día Mundial contra la desertificación de este año tiene como objetivo concienciar sobre la estrecha relación que existe entre desertificación, degradación de la tierra y migración. En tan solo 15 años, de 2000 a 2015, el número de migrantes en el mundo ha aumentado de 173 a 244 millones.

El término desertificación no hace referencia al avance de los desiertos naturales existentes, sino al proceso de degradación de la tierra en las zonas áridas, semiáridas y sub húmedas secas de la Tierra, debido, fundamentalmente, a la actividad humana y a las variaciones climáticas.

Su origen es normalmente, la sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra en los ecosistemas vulnerables de las zonas secas, que cubren un tercio de la superficie del planeta. La desertificación, como tantos otros problemas del mundo actual, es un fenómeno que muchas veces aparece unido a la pobreza y a la  inestabilidad política.

Visto desde Gipuzkoa, el fenómeno de la desertificación de amplios espacios del Planeta puede parecer muy alejado de nuestra realidad cotidiana, sin embargo, la sociedad guipuzcoana es una de las más solidarias de Europa y lo demuestra día a día con múltiples acciones y constituye una obligación moral trasladar nuestra solidaridad a los 2.000 millones de personas que, en todo el mundo, viven en los ecosistemas de las zonas secas y cuya subsistencia depende de ellos.  Y, fundamentalmente, a los 1000 millones que lo hacen en zonas de riesgo repartidas en más de cien países y a los 250 millones de hombres, mujeres y niños, cuyas vidas están, ya hoy, gravemente afectadas por la desertificación.

Pero, es que además el medio ambiente es el ámbito en el que más se ajusta a la realidad la descripción del efecto mariposa que realizó Edward Norton Lorenz.

“Si se parte de dos mundos idénticos, pero en uno aletea una mariposa y en el otro no, a largo plazo, el mundo con la mariposa y el mundo sin la mariposa acabarán siendo muy diferentes; en el primero puede producirse un gran tornado y en el segundo, no suceder nada en absoluto”, señaló Norton.

Sin duda, la desertificación, se produzca donde se produzca, acabará afectando a nuestro clima y a nuestras vidas.

Por eso, junto con el deber de solidaridad con quienes directamente la sufren, existe también la obligación de preservar Gipuzkoa tal y como la conocemos, y eso sólo será posible si a la vez que actuamos en nuestro Territorio, nos sumamos al esfuerzo de solidaridad mundial, que hoy está representado por los Acuerdos de París, que algunos quieren cambiar.

 

 

  

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