Cuenca del Oiartzun

Caracteristicas generales del Oiartzun

Con una superficie de 85,27 km² es la cuenca más pequeña de los ríos que discurren por Gipuzkoa. Nace en los relieves montañosos de Peñas de Aia, presentando una abrupta topografía en su parte alta. A partir del curso medio se suavizan las pendientes, habiéndose desarrollado una significativa llanura de inundación. Desemboca en Pasajes, formando una bella ensenada donde se ha desarrollado el puerto del mismo nombre.

La población que habita en esta cuenca supera levemente los 75.000 habitantes y que se concentra, sobre todo, en su parte baja, lo que ha ocasionado una alteración importante de esta zona.

Calidad de las aguas del Oiartzun

El curso alto del río Oiartzun presenta una alta calidad del agua. A partir de la confluencia con el arroyo Arditurri la calidad desciende debido a los elevados niveles de cinc que aporta dicha regata procedentes de antiguas explotaciones mineras existentes en esta zona. El tramo más bajo es el que presenta peor calidad y ello pese a las importantes inversiones en saneamiento y depuración de vertidos industriales llevados a cabo en los últimos años en todo el estuario y que habrá que seguir mejorando en los próximos.

Pese a todo, el estado de la comunidad piscícola es más que aceptable, estando formada por 4 especies: trucha, ezkailu, locha y anguila, y habiéndose detectado también el los últimos años algunos ejemplares de salmón en la cuenca.

Hidrologia del Oiartzun

Tiene esta cuenca una precipitación algo más baja (1905 mm/año) que la del Urumea, habiéndose evaluado las aportaciones medias en 93 hm3/año, lo que nos proporciona un caudal específico de 34,6 l/s/km2. Los valores de caudales de estiaje de la cuenca son altos, indicativos de la existencia de una vegetación y suelo desarrollados. La temperatura de la cuenca se evalúa en 13,6º C y la evaporación, en 853 mm/año.

La parte alta de la cuenca presenta una pluviometría muy elevada, lo que produce unos caudales específicos muy altos. La época final del otoño y comienzo del invierno produce una escorrentía muy alta, al igual que los caudales de estiaje que también son elevados, del orden de 3,5 l/s/km2.