La fabricación de alpargatas

¿Por qué las alpargatas han sido el calzado más común entre los vascos? ¿No es al menos curioso teniendo en cuenta todo lo que llueve aquí? Sí, y no. Debemos tener en cuenta que, tal y como nos muestran las imágenes del Museo Zumalakarregi, andar descalzo hasta el siglo XX era algo muy común. Las abarcas, que eran el calzado más barato, existían, pero se reservaban para el mal tiempo.

Esta situación cambió en el siglo XIX gracias a las alpargatas: sin quitar espacio a las abarcas y a otro tipo de calzado más rico, un nuevo oficio entre la artesanía y la industria se extendió de forma considerable. El nombre y el ser, el hecho de que en Azkoitia se llamara abarketa da pistas de lo que venía a sustituir. La palabra espartín, por su parte, hace referencia a la suela, al esparto que se importaba del exterior. El yute también se importaba para el mismo fin.

Azkoitia ha sido el municipio de Gipuzkoa con más esparteros y el que mejor resume la forma que tenían de trabajar: obtenían las materias primas de manera industrial (yute, esparto, tela), pero cada alpargata se hacía a mano. Son espectaculares las fotos que nos muestran a los esparteros trabajando en la calle, al lado de la puerta, los días en los que el buen tiempo acompañaba: entre ellas encontramos ésta de Indalecio Ojanguren. Quizá lo más significativo de la foto sea que todos los trabajadores son niños, pero llama más la atención que todos sean hombres y no mujeres, teniendo en cuenta además que en este oficio había una gran presencia de mujeres (y de niñas).

En su sencillez, las mesas de trabajo son patrimonio en la medida que atestiguan la laboriosidad de este antiguo oficio. La mesa que está en Gordailua tiene su historia: los hijos del artesano lo donaron a la Diputación Foral de Gipuzkoa, y su nieto es quien ha elaborado la ficha de registro, con una beca de etnografía.

El Museo San Telmo cuenta con una hermosa colección de alpargatas.

Objeto:
Espartin-bankua 042704
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