Atrás Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz, sexto informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo

Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz, sexto informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo

‘Muerte en Amara’ relata el contexto y autoria del atentado terrorista que causó la muerte de Begoña Urroz, una niña de 20 meses, hace 59 años en San Sebastián.

Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz, sexto informe del Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo

El 27 de junio de 1960 la explosión de una bomba en la estación de tren de Amara provocó heridas a seis personas, una de las cuales, la niña Begoña Urroz, de veinte meses, falleció al día siguiente en el hospital.

En 2011 se aprobó la Ley de Reconocimiento y Protección Integral a las Víctimas del Terrorismo, que reconocía a las personas que habían sufrido atentados desde el 1 de enero de 1960. La elección de ese año se realizó en atención a la fecha en que se había producido la muerte de Begoña Urroz ya que con anterioridad el reconocimiento oficial de las víctimas del terrorismo se efectuaba a partir de 1968.

En recuerdo de Begoña Urroz, el Congreso de los Diputados, en 2010, declaró la fecha del 27 de junio como Día de las Víctimas del Terrorismo y cada año se celebra un acto de homenaje a las víctimas.

Al cumplirse el 59 aniversario de aquel atentado el Centro Memorial de las Víctimas del Terrorismo ha publicado un Informe, el número 6 de los editados hasta ahora, titulado “Muerte en Amara. La violencia del DRIL a la luz de Begoña Urroz” con el que quiere mantener vivo el recuerdo de aquella víctima del terrorismo y hacer la historia del grupo que cometió el atentado. El trabajo, obra de del historiador Gaizka Fernández Soldevilla y el documentalista Manuel Aguilar, es el resultado de casi dos años de trabajo y de la consulta de números archivos de España y Portugal.

La bomba de Amara fue obra de un grupo denominado Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación (DRIL), fruto de la fusión a principios de 1960 de la Unión de Combatientes Españoles y un grupo portugués, el Movimiento Nacional Independiente. Por medio de la violencia el DRIL buscaba el derrocamiento de las dos dictaduras ibéricas y la instauración de sendas repúblicas, que podrían federarse entre sí.

Cuatro meses antes del atentado de Amara, el 18 de febrero de 1960 el Directorio puso cuatro bombas en Madrid. La primera estalló en el Ayuntamiento. La segunda, en la calle Toledo. Cuando llegó la Policía, encontraron herido de muerte a uno de los implicados en la colocación de las bombas al que le había explotado su propio artefacto. Más tarde se desactivaron los otros dos: uno escondido en las oficinas de Iberia en la Plaza de Cánovas del Castillo; y el último, bajo la estatua de Velázquez, al lado del museo de El Prado. Fueron detenidos dos miembros del DRIL, uno de los cuales, Antonio Abad Donoso, sería ejecutado tras un juicio sumarísimo.

Unos meses después el DRIL puso en marcha una nueva campaña terrorista. El 26 de junio de 1960 un artefacto explotó en un tren que hacía el trayecto Barcelona-Madrid. Al día siguiente, 27 de junio, se registraron explosiones e incendios en las consignas de equipaje de las estaciones del Norte de Barcelona, del Norte de San Sebastián, de Amara de esa misma ciudad y del Norte de Madrid. El 29 de junio hubo otro atentado en la terminal de Achuri de Bilbao.

En Amara resultaron heridas seis personas. Una de ellas era Soledad Arruti, la encargada de la consigna de equipajes. Su sobrina nieta, María Begoña Urroz Ibarrola, de 20 meses, presentaba el peor pronóstico: quemaduras en todas sus extremidades y en la cara, así como heridas contusas en pierna y pie izquierdos. Se trataba de la primogénita de un matrimonio originario del pueblo navarro de Beinza-Labayen, que había emigrado a Lasarte en busca de trabajo. El padre, Juan Urroz Gragirena, estaba empleado en la fábrica de electrodomésticos Moulinex. La madre, Jesusa Ibarrola Tellechea, había dejado a la pequeña al cargo de su tía, Soledad Arruti, mientras iba a comprarle unos zapatitos.

La niña había sido rescatada de entre las llamas por un mozo de servicio exterior de la estación, que puso en riesgo su propia vida. La llevaron a la clínica del Perpetuo Socorro, donde ingresó en estado grave. Sin embargo, no pudo hacerse nada por su vida. Begoña Urroz murió el 28 de junio.

Al día siguiente, el 29, dos portavoces del DRIL reivindicaron los atentados en el diario El Nacional de Caracas. Un par de semanas después uno de ellos advirtió que “las revoluciones para derrocar a los tiranos no se hacen con té y simpatía ni con bombones. Hay que emplear la violencia para responder a la que ellos usan”. En los años siguientes otros líderes del Directorio admitirían su responsabilidad.

La autoría del atentado de Amara y de los ocurridos en la misma fecha nunca fue aclarada. En enero de 1961 el Juzgado Especial Nacional de Actividades Extremistas requirió la comparecencia de tres sospechosos de ser los presuntos autores materiales de los atentados de junio de 1960, pero nunca fueron capturados. No hubo juicio y la Ley de Amnistía de 1977 borró la responsabilidad penal del crimen.

Ahora bien, la historia es imborrable: Begoña Urroz falleció a consecuencia de un atentado del DRIL. Es, por tanto, una víctima del terrorismo. Por eso, el 27 de junio es un día muy adecuado para honrarlas a todas ellas.