La artesana

Karmele López Domínguez desde su juventud mostró interés por el vidrio, habiendo mantenido a lo largo de su vida estrecha relación con las artes plásticas. Su formación en el tratamiento de este material es, en buena medida, la propia de un autodidacta, siendo fundamental su estudio de libros y documentos especializados y la observación de cuantas actividades guardan relación con sus aficiones.

Pero también ha participado en diversos cursos, entre otros, los impartidos por el Centro Nacional del Vidrio de Segovia. Acude anualmente a IFEMA donde participa activamente en sus talleres por lo que su puesta al día es constante.

En opinión de esta artesana para dominar el oficio de decoración de objetos de vidrio además de excelente pulso y sentido de la armonía de los colores es necesaria una buena dosis de paciencia e imaginación, así como curiosidad para observar los cambios en las preferencias de los posibles demandantes en cuanto a motivos y colores.

En 1984 estableció su propio taller en el barrio donostiarra de Amara.

Karmele López Karmele López trabajando en su taller.