La situación en 1880

La supresión de los diezmos y la aplicación de las leyes desamortizadoras obligó a la iglesia, en la segunda parte del siglo XIX a la reconsideración de su financiación.

Entre otras cuestiones fue necesario conocer el número de organistas y las retribuciones que percibían, lo que no se sabía con certeza pues los nombramientos y las dotaciones económicas se habían llevado acabo al margen o con escasa intervención de la jerarquía eclesiástica.

Según las informaciones obtenidas en 1880, el número de organistas que ejercían, en iglesias y capillas directamente dependientes del Obispo, en la Diócesis de Vitoria (que abarcaba las provincias de Alava, Guipuzcoa y Vizcaya), eran del orden de ciento cincuenta a los  que había que agregar, para conocer el número total, los que prestaban sus servicios a las Comunidades religiosas, sobre las que no se dispone de información. Casi la mitad de los organistas se concentraban en Guipuzcoa, un tercio en Vizcaya y los restantes en Alava.

En las tres capitales y en las poblaciones más importantes el puesto de organista se cubría por oposición entre los aspirantes con intervención en algunos casos de los Ayuntamientos, siendo de dedicación prácticamente exclusiva. Pero en las restantes localidades el cargo, que era ocupado mayoritariamente por sacerdotes, aunque también por seglares, tenía que compaginarse con variadas actividades como la de sacristanes, enseñantes de música a los niños, secretarías de Ayuntamientos y Direcciones de las Bandas Municipales, así como “algún otro provecho”.

Ramon OstolazaRamón Ostolaza (1925) caminero de la Diputación Foral hasta su jubilación y organista durante más de 50 años en Bidania. Sigue en activo. (Foto Javier Carballo).

De las noticias facilitadas por los Arciprestes al Obispo se deducen importantes problemas para financiar el coste de estos profesionales a pesar de las contribuciones de diversas entidades públicas en especial Ayuntamientos por lo que en algunos casos no se cubrían las vacantes existentes. Las retribuciones, excluidas las capitales, eran muy distintas según las poblaciones variando en Alava desde los 4.000 reales anuales de Llodio a los 300 de Baños del Ebro y en Guipuzcoa, desde Irun (5.000 reales) hasta los 250 de Aizarna, Arrona, Cestona y Zumaya. Sorprenden algunas situaciones como Albistur con 2.200. En Vizcaya también se daban diferencias acusadas desde los 5.000 reales de Elorrio y Guernica hasta los 563 de Galdacano. En Urduliz se retribuye al organista “en especie”.

No podemos dejar de mencionar el buen trabajo de Joaquín Goya Iraola (1) donde detalla una larga nómina de organistas navarros en el siglo XX, tanto obispos y presbíteros como religiosos de ambos sexos y seglares.

Juan Maria AizpuruaJuan María Aizpurua organista de Iciar. Fotografía de mediados los años cincuenta.

Joxe ElizburuJosé Elizburu organista de la parroquia de San Sebastián de Soreasu de Azpeitia. (Foto Pepe Gil 11(1994).

 

(1) Organos, organeros y organistas. Joaquín Goya Iraola. Diputación Foral de Navarra. Dirección de Turismo, Bibliotecas y Cultura Popular. Pamplona.