Organistas de hoy

Una gran parte de los nuestros organistas actuales son de edad avanzada y siguen desempeñando el oficio en que se iniciaron siendo jóvenes.

Uno de los más representativos es Simón Artolazabal (Antzuola 28.10.1907) que a los 18 años empezó a trabajar en la curtidería Olaran (donde se jubiló a los 65). Para entonces había aprendido solfeo con su padre y piano (15/16 años, método Eslava 1º y 2º) con Roque Irizar organista y alhondiguero iniciándose en un viejo armonio accionado con pedales. Más tarde a finales de los años treinta, empezó en el órgano accionado por palancas manuales y que tres años más tarde lo motorizaron.

Los días laborables la misa era rezada y los domingos “mayor con tres curas y vísperas” que se acompañaban por el órgano y coro. También iba a tocar a alguna ermita donde había armonio. Aunque la situación ha cambiado Simón Artolazabal, con más de 90 años, sigue siendo el organista de Antzuola. Durante su dilatada vida ha enseñado solfeo en su casa a los jóvenes de Antzuola con el piano que aún conserva y formado coros compuestos por una veintena de cantores (4 tenores primeros, tres segundos, cinco o seis bajos y ocho a diez tiples). También ha sido txistulari y profesor de la Banda de música. Siempre ha escrito las partituras, (y sigue haciéndolo) a mano siendo centenares las que obran en su poder.

Nunca ha cobrado en especie como lo hacían algunos organistas en el pasado. Lo habitual han sido los llamados derechos, un tanto por bautizo, entierro y funeral (de 1ª, 2ª ó 3ª). La retribución actual es de 50.000 ptas. anuales.

Le ha “tocado ver pasar muchos curas” que eran hasta cuatro en Antzuola (tres en la parroquia y uno en los maristas). Actualmente solo uno y vive en Bergara.

El oficio de organista tal como lo ha practicado Simón Artolazabal supone una limitación a la vida familiar actual en la que los desplazamientos son importantes.

Joxe Elizburu (29/01/1914) ha estado ligado toda su vida a la Parroquia de San Sebastián de Soreasu de Azpeitia, inicialmente como integrante de la Escolanía de Tiples que dirigía el Maestro Julián Barrenetxea y más tarde como organista “provisional” durante más de 30 años. Aprendió el oficio del citado Barrenetxea a quien sustituyó. Hijo de organista y amante como pocos de su profesión, todo hace pensar que continuará mientras sus facultades físicas se lo permitan.

Benito Etxabe de 70 años y más de cincuenta como organista en San Miguel de Artadi, también es representativo de la formación y evolución de nuestros organistas. En una entrevista publicada por Gloria Abanda en el Diario Vasco (14 de Julio de 1991), que nos ha facilitado Javier Carballo declara que después de la guerra iba a la iglesia a aprender a cantar con el sacerdote Nemesio Etxaniz al que poco después mandaron (su disidencia política era muy conocida). Le eligieron para sustituirle como organista y para completar el aprendizaje iba tres días a la semana a casa del organista de Zumaya “Don Angel”. Completó su formación en San Sebastián “cuando aprendí a tocar el Tedeum ya no volví”. A los 16 años ya fue organista de San Miguel.

El viejo armonio ha tenido fama de ser muy antiguo y Benito recuerda que su padre le contaba “que solían cargárselo a las espaldas con cuerdas y luego lo bajaban hasta una gabarra, para cruzar el río, y tocar en la ermita de San Lorenzo y en la de Ibaiñarrieta”.

Etxabe ha compaginado la explotación de su caserío con su actividad como organista manifestando que “por enfermedad no he faltado ni un solo domingo a la iglesia y lo que gano al año me alcanza para una comida extra no más”.

En opinión de Juan María Aizpurua de 72 años y que lleva 45 como organista en Itziar, sin percibir compensación económica alguna (a pesar de residir los últimos 28 años en San Sebastián), el aprendizaje de estos especialistas con las lógicas variantes ha sido similar al de Simón Artolazabal, así como las tareas que llevaban a cabo. Al tener que compaginar esta actividad con otros trabajos, habitualmente éstos eran "liberales" no sujetos a horarios estrictos como los de la industria.

La continuidad de los organistas en las pequeñas poblaciones es difícil, aunque en algunos casos están accediendo jóvenes titulados.