Se impone el carrozado metálico

Las herramientas utilizadas para el trabajo de la madera eran las habituales de carpinteros y ebanistas y el taller disponía de sierra de cinta, tupi y cepilladora.

La madera (fresno, acacia, roble, nogal) que se compraba en troncos o tablones, en Navarra, principalmente de Huici, Leiza y Valle del Baztán, así como en algunas ocasiones de las Landas.

Para construir una carrocería del tipo descrito, dos cajistas, ayudados por un herrero, tardaban dos meses, a lo que había que añadir casi otro tanto, para las labores de guarnecido, pintura y acabado final.

Hacía 1920 comenzaron a aparecer automóviles con carrocería formada por un recubrimiento exterior de chapa metálica que se clavaba sobre una estructura de madera. Sin embargo en las carrocerías de autobuses, hasta 1960 aproximadamente, la madera fue aún un elemento importante pues los cajistas construían la caja con este material y lo recubrían con chapas metálicas (chapeado).

No así en los camiones que aunque hacia 1940 se compraban en la fábrica solamente el chasis con su motor y sobre ellos se construía la cabina, para 1.945 ya eran suministrados por los fabricantes con su cabina metálica de serie.

En todos los casos la reparación de los vehículos carrozados con madera siguió ocupando a los tradicionales especialistas.

Por el primer carrozado de autobús que realizó Irizar en 1928, un Renault de 22 plazas, se cobraron 4.500 ptas. a las que hubo que añadir 12.500 que costaron el motor y chasis, lo que hacía un total de 17.000.

En 1942 el carrozado de un autobús REO para 28 plazas con estructura de madera y recubrimiento de chapa ocupó a dos personas (que cobraban 1.000 pesetas al mes) durante tres meses siendo el precio del trabajo 8.500 pesetas.

 

Nota: Nuestro agradecimiento a Luis Stinus Alvarez, Luis Stinus Sorondo, Miguel María Irizar Bengoechea, Julián Apaolaza Elosegui y Gabriel Peña, por las valiosas informaciones que nos han facilitado.