El proceso

El proceso de la restauración de obras de arte, requiere un gran cuidado y meticulosidad.

Básicamente las fases de trabajo pueden ser las siguientes:

  • Estudio pormenorizado del estado de conservación de la obra a restaurar, determinando el grado de los deterioros.
  • Es importante decidir si la obra es trasladable o no. En el primer caso deben tomarse todas las medidas necesarias para garantizar un desplazamiento adecuado del lugar. En el segundo, la actuación deberá llevarse a cabo en su emplazamiento.
  • Limpieza superficial, siempre que la pintura lo permita, utilizando una brocha suave y aspiradora cuando sea necesario. En caso de que la policromía esté pulverulenta, o presente levantamientos en forma de escamas, es necesario sentar el color para fijar la película pictórica. Para conseguir esta consolidación, se introducen adhesivos por debajo de las escamas sueltas.
  • Analizar la consistencia de la madera que en buena medida depende si ha sido atacada o no por insectos xilófagos. En este caso debe procederse a una desinsección, en ocasiones por empresas especializadas, aunque también puede hacerlo el propio restaurador. De esta manera, se elimina la fuente del deterioro matando al insecto, y en el caso de que la madera haya perdido consistencia, se inyectan consolidantes.
  • Resulta importante la limpieza de la obra de arte lo que se lleva a cabo por capas y utilizando disolventes o mezclas de los mismos. Normalmente se utiliza el llamado “hisopo” es decir un fino palo de madera en el que se adhiere un algodón a la parte superior. También se utiliza “papel japonés” a modo de “impaco” para retener más tiempo el disolvente y ablandar la suciedad.
  • En caso de que haya repintes, se eliminan para recuperar la policromía original.
  • A continuación se procede a ahondar los problemas estructurales y las pérdidas de soporte, llevándose a cabo una reconstrucción volumétrica en las zonas o piezas perdidas.
  • En las partes en que falta policromía se aplica estuco (mezcla de cola animal con yeso mate) hasta alcanzar el grosor de la policromía original, con espátula o pincel.
  • Una vez lijado el estuco se procede a la reintegración pictórica utilizando acuarela por su inocuidad y fácil reversibilidad.
  • Protección final a toda la obra utilizando barnices que pueden ser específicos para cada zona.
  • Retoques finales, en caso necesario.
  • Redacción del informe final al que deben acompañar fotografías obtenidas antes de iniciar la restauración , durante el proceso y las que reflejan el estado final después de la intervención.