Singularidad guipuzcoana

En este contexto fueron sociedades privadas como la Compañía Peninsular y particulares como Federico Echeverría en parte de Vizcaya, los que comenzaron a instalar y explotar los servicios telefónicos en nuestro País.

Sin embargo, la Diputación de Guipuzcoa desde principios de siglo intentó reiteradamente conseguir una concesión única para toda la provincia, lo que fue posible (después de reiterados fracasos) a finales de 1908, aunque sólo en parte al no incluirse la red urbana manual de San Sebastián. (1)

La construcción de la red telefónica provincial requirió dos años y una inversión de 1.113.000 ptas., empleándose hasta seis cuadrillas de siete trabajadores cada una al mando de un capataz. Asimismo, 10.000 postes, 107.000 aisladores y cerca de 21.000 "travesaños", entre otros materiales.

El servicio telefónico guipuzcoano que entró en funcionamiento en 1910 tuvo una evolución muy favorable, pues tras una década de funcionamiento, en 1921, el número de abonados por cada 1.000 habitantes era de 15, seguido de Barcelona y Madrid con 11 y Vizcaya con 10, mientras Alava con 5 ocupaba la séptima posición. Las comparaciones con los países más desarrollados eran también brillantes, pues aunque Estados Unidos era líder destacado (128) y se estaba por detrás de Alemania (25), igualábamos a Gran Bretaña e Irlanda (también 15) y doblábamos a Francia (7), mientras los italianos únicamente tenían 3 abonados cada mil habitantes.

Las adjudicaciones a la Diputación de Guipuzcoa y el Ayuntamiento de San Sebastián adquirieron mayor relevancia en 1924 cuando desaparece  el   régimen  de  concesiones  telefónicas  y  nace  la  Compañía Telefónica Nacional de España para la explotación en exclusiva. Las instituciones guipuzcoanas fueron las únicas que mantuvieron sus derechos, la primera hasta 1950 y la segunda que era ¡limitada en el tiempo hasta que llegó a un acuerdo de compraventa con la CTNE a fines de 1970 por mil millones de ptas., cuando la ciudad en plena expansión, contaba con 20.300 teléfonos y una lista de espera de 14.225 de los cuales casi 5.000 eran de empresas.

El establecimiento del teléfono inicialmente manual supuso una gran novedad y requirió campañas de información para los usuarios. Cuando se automatizó (1926) se llegó a publicar un documento3 motivado "por la preocupación de las maniobras que debe realizar un abonado para establecer una comunicación", recomendando su lectura "de gran utilidad para evitar innumerables molestias e inútiles reclamaciones".

Talefonistak

TelefonistasTelefonistas en una central manual gipuzcoana a principios de los años 20. (Fototeca Kutxa).

OperadorasUn primer plano de algunas operadoras con auricular, micrófono y clavija en mano en la década de los años 20. (Fototeca Kutxa).

 

(1) Red Telefónica Provincial. Estadística y breves apuntes históricos.  Ignacio Maria Echaide. Gipuzkoako Foru Aldundia. 1922