Una familia de hojalateros

El salmantino Gregorio Pérez Santaeudosia ya era un buen hojalatero de banco cuando en 1915 llegó a Bilbao y empezó a trabajar con Gregorio Baldus (junto a la plaza de toros de Vista Alegre) y más tarde en Casajuana (en la Calle Bailen) especialista en la fabricación de efectos navales y sobre todo faroles.

Hacia 1925/26 se asoció con su compañero de trabajo Vicente Mestreitua estableciéndose en la Alameda de Recalde junto al Bar Penalty (que llegó a ser propiedad del ciclista Jesús Loroño), para acabar trasladándose a la Alameda de San Mamés.

Según un catálogo de los años cincuenta el programa de fabricación abarcaba, cantimploras (marmitas o lecheras de dos a cincuenta litros que se dejaron de construir en 1980), "fabricadas de hierro estañado extra-fuerte con cierre hermético a presión o con enchufe", ollas rectas, cacerolas con tapa, paelleras de hierro estañadas (de hasta de 500 raciones, así como platos de reglamento, ambos para el ejército), calderillos cónicos, medidoras para líquidos, cubos de ordeño y coladores de doble filtro.

Asimismo, fabricaban numerosos artículos para la industria naval (entre otros bolas de fondeo, rombos, triángulos de señales, cajas estancas de material menudo en las que se guardaban alimentos de auxilio en los botes salvavidas), y algunos tan singulares como las rateras (discos de hojalata con un orificio central rodeado de pinchos que se colocaban en las estachas o cuerdas con las que se amarraban los barcos para impedir el acceso de roedores a bordo.

De la misma forma una parte importante de la fabricación eran faroles para el ferrocarril, siendo la Renfe y la línea de Santander a Bilbao unos de sus principales clientes.

Fabricando productos de estas características aprendió Gregorio Pérez Carazo el oficio que requería el dominio de diversas tecnologías específicas y una gran experiencia que sólo es posible adquirir con largos años de trabajo y la satisfacción personal por el trabajo artesanal bien hecho.

Utilizando una bigorniaBajar y rebatir la pestaña de la boca de una aceitera, utilizando una bigornia. Foto Amaia Ros 07/97.

Operación de machibembradoOperación de machibembrado mediante machimhra del cuerpo de una aceitera. Foto Amaia Ros 07/97.

La máquina "universal" La máquina "universal" se utiliza para sacar pestañas y molduras. Foto Amaia Ros 07/97.

Al hacerse cargo del taller de su padre siguió con las actividades tradicionales pero como ya hemos adelantado, la crisis de los sectores a los que abastecía y la implantación de nuevas tecnologías le obligaron a reordenar su actividad, traslando en 1986 sus instalaciones a Zorroza. Hay que recordar a título ilustrativo que el uso de las marmitas se ha reducido fuertemente por la instalación de depósitos frigoríficos en los caseríos y los envases de cartón y plástico, pudiéndose decir lo mismo de los faroles tradicionales para el ferrocarril, sustituidos por los eléctricos.

El taller actual se ubica en un local, de unos 60 o 70 m2, bien iluminado, en una primera planta de un edificio industrial, donde se instalan los útiles de trabajo y maquinaria, en gran parte de accionamiento manual. Las máquinas fueron adquiridas en Alemania, hacia 1922, por un importe de unas 900 ptas. Hay que destacar una cizalla eléctrica para el corte de chapas, otra manual para cortar tiras y flejes, una plegadora manual para chapas de hasta 2 m., otra más pequeña a volante, un torno de entallar o dar formas abombadas a discos planos, una máquina universal para cortar o hacer discos, dos curvadoras de tres rodillos para dar forma de cilindro a las láminas de hojalata, una eléctrica y otra manual a manivela, una prensa manual y una máquina universal rebordeadora con accionamiento mediante una manivela para sacar molduras y pestañas.

Dispone también de varios bancos de trabajo con tornillo y yunque, así como tases y bigornias utilizados como soportes sobre los que golpear con el martillo las piezas que va fabricando. Para unir piezas utiliza la soldadura autógena y el soldador de estaño.

El artesano maneja una gran cantidad de juegos de plantillas con la forma y dimensiones de las distintas piezas que componen los artículos que construye, una para cada modelo y tamaño, hechas en el mismo taller a lo largo de sus más de 70 años de actividad.

Aunque MAPER sigue abasteciendo a la industria naval (cuya demanda se ha reducido sustancialmente), la actividad principal es la fabricación de faroles, aceiteras, marmitas, pucheras (desde principios de 1990) y tamboriles para asar castañas y pimientos, así como calienta camas de cobre y latón, en gran medida con finalidad decorativa.