Del vapor al motor

Pero la ciencia y la tecnología seguían con su imparable evolución y al vapor le sustituyó el motor, lo que obligó a los maquinistas navales a adaptarse a la entonces novedosa situación.

A finales del siglo XIX, en 1893 Rudolf Diesel inventó el motor de combustión interna, que lleva su nombre, y poco después en 1904 ya navegaba un pequeño petrolero accionado por el nuevo sistema. Obviamente la guerra 1914/18 y la de 1939/1945 aceleraron su desarrollo y la mejora de la propulsión de embarcaciones a motor hasta llegar a la situación actual en que todos los países desarrollados fabrican estos motores cada vez más perfeccionados y cuyo tamaño va adaptándose a las condiciones geopolíticas vigentes en cada época.

Los requerimientos para la titulación de los maquinistas navales de la Marina Mercante fueron adaptándose a los avances tecnológicos con constantes cambios en la legislación como la de 1913 que establecía en las escuelas de naútica dentro de la especialidad de máquinas los títulos de primero y segundo maquinistas navales, pero transcurridos dos años, en 1915, se establece por primera vez el plan de enseñanza, en dos cursos, para obtener el título de Maquinistas Naval. Su especializa-ción y buenos resultados hizo que en 1919 se suprimiera del examen de Capitán las asignaturas de mecánica aplicada y máquinas de vapor.

Las adaptaciones a la evolución de la navegación siguieron produciéndose las siguientes décadas, manteniéndose la exigencia de aprobación de los cursos académicos, seguida de las prácticas a bordo y exámenes finales.

Hacia 1920 las condiciones de trabajo a bordo mejoraron sustan-cialmente como consecuencia de las reivindicaciones de las primeras Asociaciones Profesionales y los Sindicatos. En la conferencia internacional de Ginebra celebrada en 1929 se estableció la jornada máxima de ocho horas y se mejoraron desde la prevención de enfermedades hasta la estancia en los puertos.