Calígrafos vascos

El dicho de que “ser vasco significa ser buen calígrafo” posiblemente sea reflejo de la extraordinaria importancia que en el pasado tuvieron los pendolistas de nuestro país que con frecuencia ocupaban cargos de secretarios, notarios y escribanos. Recordemos que hasta Miguel de Cervantes en “El Quijote” puso en boca de Sancho Panza, dirigiéndose a un candidato a uno de estos puestos y que manifestaba ser vizcaíno (es decir vasco en la época) “con esa condición bien pudierais ser secretario del mismo emperador”.

Elías Amezaga da cuenta en un meritorio trabajo de hasta 663 vascos que en el pasado destacaron por dominar el arte de la buena letra, facilitando en muchos casos amplias referencias biográficas. Como quiera que, además, es lógico suponer que la investigación no ha podido llegar a conocer a todos los calígrafos, parece clara la importancia que tuvieron.

Entre los calígrafos vascos hay que destacar, sobre todo, a tres. Nos referimos a Juan de Iciar, José y Pedro de Madariaga y Francisco de Iturzaeta.

De Juan de Iciar se ocupan todos los estudiosos de la caligrafía y los calígrafos, pero es Carmelo de Echegaray quien lo hace de manera más exhaustiva. Iciar está considerado como el patriarca y fundador de la caligrafía española y uno de los mejores pendolista no solo a nivel español, sino también europeo. Autor de numerosas publicaciones hay que destacar el primer tratado didáctico de esta materia, titulado Arte de escribir y cuya primera edición se publicó en 1548.

Nacido en Durango (Bizkaia) en fecha no conocida con seguridad y que Echegaray establece “antes de 1525”, murió en Logroño después de 1575, donde se retiro tras ordenarse sacerdote. Viajó a Italia y aunque se inició en la pintura no consiguió notoriedad en esta disciplina. Afincado en Zaragoza trabajó “en la composición y escritura de libros de coro y canto”, dedicándose también al magisterio publicando obras docentes.

Entre las ideas pedagógicas de Iciar que señala Echegaray hay que destacar su oposición al conocido lema de que “la letra con sangre entra” o que a los alumnos únicamente se les hiciera ejercitar la memoria, así como su defensa de la necesidad “de ser breve y claro”.

A Pedro de Madariaga dedicó un amplio trabajo Lino de Agasolo que sitúa su nacimiento en 1537 en Dima (Bizkaia) en el barrio de Oba, siendo por tanto contemporáneo de Juan de Iciar.

Empezó a viajar siendo muy joven pudiendo haber sido soldado, pues “para sus 23 años había recorrido Milán, Génova y Roma” para pasar a Zaragoza donde fue discípulo de Iciar. Se le considera “picado de curiosidad intelectual y con un gran afán de estudiar”. Acabó residiendo en Valencia en cuya universidad ocupó la cátedra, fundada por él, de caligrafía y ortografía, impartiendo sus revolucionarios métodos de enseñanza.

En 1565 cuando tenía veintiocho años publicó “Honra de escribanos” cuya segunda edición apareció en 1777, “conteniendo avances muy importantes sobre lo que se hacía en la época”. Uno de sus capítulos trató de la ortografía vizcaína.

José Francisco Iturzaeta Eizaguirre, nacido en Getaria el 22 de noviembre de 1788 y que falleció en octubre de 1853 es posiblemente el más conocido de los calígrafos vascos por la difusión, a partir de 1827, de sus métodos didácticos y en especial su obra El arte de escribir la letra bastarda española método con el que aprendieron caligrafía varias generaciones de jóvenes y que contó con el apoyo oficial.

Empleado del Estado, escribió además de la citada obra, numerosos libros sobre temas didácticos, uno de los cuales “Arte caligráfico Iturzaeta” fue adoptado por una Real Orden de 1833. A su sistema caligráfico se le atribuye la liberación de la escritura de rigideces y se le achaca haber contribuido a la introducción de letras poco estéticas.

En 1849 (R.O. de 26 de mayo) fue nombrado Inspector General de Instrucción Primaria y el 1 de enero de 1850, Director de la Escuela Normal Seminario de Maestros del Reino. La Ikastola de Getaria, en merecido recuerdo, lleva su nombre.

Joan Itziar, Pedro Madariaga y Francisco IturtzaetaJoan Itziar, Pedro Madariaga y Francisco Iturtzaeta. Dibujos de Julen Zabaleta.