La tintoreria y los procesos

En el caso del teñido doméstico utilizado para la ropa más corriente se empleaba un gran barreño de cinc, de múltiples usos, desde la limpieza de ropa hasta el baño para los niños, que se colocaba sobre la encimera de la cocina llenándose de agua procediéndose a su calentamiento. Lograda la temperatura considerada adecuada, se le añadían los productos de teñir necesarios, según el color a lograr, para con un palo proceder a remover la ropa, añadiendo vinagre y sal para obtener un mayor brillo y fijación de los colores. Uno de los proveedores más utilizados de las materias tintóreas eran los de tintes Iberia. Cuando se estimaba que había transcurrido el tiempo necesario para el teñido de la vestimenta se escurría y colgaba.

Las tintorerías al servicio público, a las que preferentemente se llevaban los abrigos y los trajes, eran generalmente bastante amplias en las que podían observarse barricas o tinajas de unos 1,6 m. de altura y de un diámetro aproximadamente de 1 m., habitualmente de madera, provistas de cinchos, utilizados para las labores de teñido. Para la ropa de lana se empleaban vasijas de latón y el calentamiento se hacía mediante el vapor que llegaba por un tubo hasta la parte inferior de las citadas barricas y tinajas.

Las materias primas básicas las compraban en Barcelona, sobre todo a “Unicolor”, controlada por empresarios alemanes y las más “delicadas" en Munich (Alemania) y Sandoz (Suiza). En la década de los años cincuenta del siglo XX, el teñido de un pantalón se cobraba 18 Ptas.

Proceso doméstico de tañidoProceso doméstico de tañido. (Ilustración: Yulen Zabaleta).

El proceso básicamente obedecía a las siguientes fases:

  • Lavado de la ropa con jabón líquido, utilizando cepillos para frotar las partes que soportaban mayores roces (cuellos, puños y bajos de los pantalones).
  • En una segunda barrica se procedía al aclarado con agua, sal, ácido acético y cloruro sódico, siendo frecuente el aprovechamiento del agua entre barricas.
  • Se continuaba con el teñido en otra vasija, que previamente había sido preparada utilizando los productos adecuados para cada color.
  • Se tendía la ropa en las paredes, elevándola adecuadamente y cambiándola de posición cada determinado tiempo.
  • Tras el secado se procedía al planchado, primero utilizando la conocida como “plancha de carbón”, con un peso de unos tres kilos, que consistía en una especie de pequeña caja de hierro fundido con un cierre en cuyo interior se depositaba brasas de carbón, con la consiguiente suciedad. En otros casos, los tintoreros calentaban la plancha en un recipiente que contenía en su interior leña y carbón encendidos. El planchado de un pantalón podía llegar a exigir hasta cinco calentamientos. Más tarde estos importantes útiles fueron adaptándose a las necesidades de diversas actividades, entre ellas los tintoreros.