El transporte

Desde la boca de las minas hasta las fábricas de cemento del entorno, el lignito se transportaba de diversas maneras.

Hasta los años 1947-48 el acarreo de material hasta la fábrica de Bedua, a 8 Km., se llevaba a cabo en carromatos de dos ejes (galeras), tirados por bueyes y circulando por la carretera construida en 1868, sistema que fue sustituido, hacia 1949-50, por camiones accionados por gasógeno.

Transporte de Lignito en vagoneta en el interior de la mina (dibujo Julen Zabaleta).

Algunas minas, se veían obligadas a  transportar el lignito en carros de bueyes de un sólo eje y caja con volquete por caminos de tierra, desde la bocamina hasta el borde de la carretera, donde se volvía a verter al suelo para posteriormente ser cargado, a pala, sobre camiones.

Transportando lignito en carro tirado por bueyes (dibujo Julen Zabaleta)

El mineral extraído de la mina San Pelayo, situada en un alto sobre Aizarna, se bajaba hasta el pueblo, por un tranvía aereo, sistema de transporte consistente en este caso en un solo cable sin fin soportado sobre postes y que circulaba entre dos estaciones, superior e inferior, en la que giraba sobre grandes poleas horizontales. Sobre el mismo se apoyaban numerosas piezas metálicas alargadas, con una ranura que tenía adherido un trozo de cuero que hacía contacto con el cable y evitaba el deslizamiento.

De cada una de estas piezas pendía un gancho sobre el que los trabajadores colgaban cestos de castarro (lepotarrak), cargados de mineral que con el cable bajaban hasta el punto de destino inferior. En este lugar otros obreros recogían los cestos, los vaciaban y los volvían a enganchar para su retorno a la estación superior.