La extracción

Los sistemas de laboreo de las minas, explotadas en su mayoría por las propias fábricas de cemento, fueron bastante sencillos, utilizándose exclusivamente herramientas manuales. Basta considerar que en 1956, sólo una mina disponía de electricidad.

Según las descripciones de antiguos mineros, las minas consistían en una galería principal que se excavaba en la ladera del monte en dirección perpendicular a las capas de carbón a las que atravesaba y ligeramente ascendente, para facilitar la evacuación de las aguas. Esta galería era angosta, de aproximadamente 1,50 metros de anchura y 1,70 metros de altura y su techo se aseguraba con puntales de madera de haya o acacia. La galería más profunda debió de ser la de la mina San Fermín, con 350 metros de longitud y que por ello presentaba problemas de ventilación, estaba abierta bajo la carretera y era explotada para la fabrica de cemento Uriarte Zubimendi y Cia..

En el punto en que la galería atravesaba las diferentes capas de lignito, partían de ella y en dirección perpendicular otras dos galerías menores, una a derecha y otra a izquierda, que seguían el estrato y donde se arrancaba y se extraía el lignito.

El mineral se resquebrajaba usando dinamita; para lo cual se perforaba en el frente de la galería un orificio horizontal, usando el barreno o la pistoleta (barra exagonal con uno de sus extremos aplastado y afilado, que un herrero se ocupaba de forjar, templar y afilar con frecuencia).

Un trabajador mantenía con ambas manos la barrena en posición, mientras otros dos la golpeaban alternativamente con porras, al tiempo que el primero la iba girando. Se iniciaba el trabajo utilizando una barrena corta que se sustituía por otra más larga cuando el agujero estaba medianamente perforado, hasta conseguir un orificio de aproximadamente un metro de profundidad, donde el artillero introducía la dinamita, mientras los trabajadores efectuaban barrenos en otras galerías laterales.

Las voladuras, de pequeña intensidad, se efectuaban a las doce del mediodía, antes de abandonar el trabajo para la comida. De esta forma, al retorno los gases y humos ya se habían disipado y los mineros podían acceder sin riesgo a las galerías.

Un trabajador terminaba de arrancar el mineral utilizando un pico, mientras otro desmenuzaba los trozos mayores con porra o maza hasta conseguir que pesarán, como máximo, unos dos kilos, cargándolos a cestos de castaсo ("capalotarrak"), utilizando raederas (persuna). Frecuentemente, con el lignito aparecían piedras, seperándose a mano las de mayor dimensión

Los cestos cargados se arrastraban por el suelo de las galerías laterales, de uno en uno, utilizando un  gancho del que tiraba el minero. Para evitar su desgaste, la parte inferior de los cestos se reforzaba con dos flejes de hierro. Una vez en la galería principal, se vaciaban los cestos a mano sobre una vagoneta (con capacidad de ocho o diez cestos) que rodaba sobre railes, que un obrero empujaba hacia el exterior aprovechando la ligera caída de la galería.

San Pelaio meatzeanVagoneta para transporte de lignito utilizada en la mina San Pelayo (Foto Javier Carballo)

Una vagoneta utilizada en la mina San Pelayo, que aún se conserva, consiste en una plataforma de madera de 2,20 metros de largo y 0,70 metros de anchura, con cartolas también de madera de 45 cm. de altura y dispone de cuatro ruedas metálicas que se delizaban sobre una vía de 40 cm. de ancho y podía transportar del orden de una tonelada de carbón desmenuzado.

Frecuentemente descarrilaban y era preciso que los mineros las descargaran a pala, para de nuevo colocarlas sobre los railes y seguidamente proceder a cargarlas. Estos modos de laboreo fueron calificados de distintas formas. Así en 1901, Zuaznabar, (1), manifestaba que se llevaban "bastante bien las labores", sin embargo, a los pocos aсos del cierre de las últimas explotaciones, la empresa arrendataria de las concesiones manifestaba: "La explotación fue un tanto irracional como consecuencia de las continuas interrupciones derivadas de las fluctuaciones del mercado de carbones y las características de los medios técnicos para su explotación".

Una vez en la boca de la mina, el mineral se tiraba, por un lateral de la vagoneta, a una vertedera, generalmente cubierta, para lo que se usaban herramientas manuales, quedando a la espera de su transporte al lugar de destino.

 

(1) Mariano Zuaznabar. Obra citada.