Condiciones de trabajo

En cada mina trabajaban entre 8 y 30 mineros, a las órdenes de un capataz al que siempre se llamó "catapaz". Los trabajadores procedían de los núcleos de Aizarna y Zestoa e incluso Zumaia y Zarautz, así como de los caseríos del entorno. Se desplazaban a los lugares de trabajo en tren o bicicleta, portando la clásica cesta con la comida del día y teniendo los primeros que subir a las minas, a pie (durando el recorrido de 30 a 40 minutos). Su vestimenta era la habitual de la población rural (abarcas, faja en la cintura y boina).

En el interior de las minas se alumbraban con candiles de carburo y lámparas de minero antigrisú. Este gas, que aparece en las minas de carbón, es inflamable y entraсaba el principal riesgo de accidentes en esta actividad, concentrándose sobre todo en las galerías laterales por su deficiente ventilación y fue el causante de accidentes por quemaduras (en algunos casos graves), aunque no se recuerdan muertes en los últimos aсos de explotación.

Los desprendimientos eran otros de los riesgos. Para detectar los que pudieran haber ocurrido fuera de la jornada de trabajo, los mineros al comenzar su tarea empujaban una vagoneta con una lámpara en su parte delantera. En los últimos aсos de actividad, en los que ya disponían de electricidad para el alumbrado, el hecho de no funcionar la instalación era un indicador de que se habían producido anormalidades.

lamparaLámpara utilizados por los mineros de Aizarna (Foto Javier Carballo).

Los viejos trabajadores de las minas recuerdan su trabajo como sufrido, aunque no extraordinariamente duro. La jornada era de 7 horas al día, de lunes a sábado, siendo el horario habitual de 8h a 12h y de 13h a 16h, lo que permitía a los que provenían de los caseríos, trabajar en el campo una buena parte del aсo, lo que contribuía a valorar las tareas de minero. A media maсana detenían su trabajo y salían al exterior a comer un "amaiketako" con vino que en algunos casos, era por cuenta de la empresa. La retribución podía ser fija o a destajo, estando acogidos a la Seguridad Social, considerándose bien pagados, al mismo nivel que, por ejemplo, los leсadores pero con jornada más corta. Hacia 1947-48, un minero cobraba 25 ptas. día.

En la década de los aсos cuarenta y cincuenta la ley vigente permitía a los mozos, el cumplimiento del Servicio Militar trabajando en la minería, por lo que fueron muchos los jóvenes de las poblaciones del entorno, que se emplearon en las minas de Aizarna. Al no ser profesionales el salario que percibían era del orden de la mitad del resto de los trabajadores.

 

Nota:   Nuestro agradecimiento a Javier Carballo, cuya ayuda ha sido fundamental para la realización de este trabajo.