La pila holandesa

Hacia las primeras décadas del siglo XVIII comenzaron a sustituirse los mazos hidráulicos para triturar el trapo por la “pila a la holandesa”, formada básicamente por una pila o tina de madera de encina forrada de plomo, dividida en dos mitades en sentido longitudinal, por una pared también de madera, en una de ellas giraba un cilindro de eje horizontal con numerosos cuchillas, del orden de 28, longitudinales incrustadas en su superficie. El fondo de la tina bajo el cilindro era curvo y también disponía de cuchillas fijas en él.

La tina se llenaba de agua y trapos troceados y como quiera que al girar el cilindro los cuchillos móviles y los fijos del fondo prácticamente se tocaban, el movimiento arrastraba los trapos y las cuchillas los desmenuzaban y deshilachaban, para tras varias horas de trabajo, los trapos quedaban reducidos a pasta o pulpa.

La producción obtenida en un molino papelero, siguiendo el proceso descrito, era de unos 75 kgs. de papel al día, aunque estaba condicionada por el caudal de agua disponible para mover los mazos o la pila, y lavar la pulpa.

ara desfibrar trapos y papel viejo, también se utilizaron molinos formados por dos grandes piedras que rodaban dando vueltas sobre una pileta, en la que vertía la materia prima mezclada con agua. Las piedras pisaban y desmenuzaban los trapos y el papel, hasta convertirlos en pulpa o pasta.

Este sistema se utilizó también, entre otras, en la zona de Tolosa, desapareciendo hacia 1936. Sin embargo, el refinaje en pilas holandesas, siguió utilizándose en la misma área hasta 1980.