Los medios productivos

El taller del forjador y rejero tradicional se ubicaba en un local de reducidas dimensiones, generalmente poco iluminado, por el hollín de la fragua, acumulado durante años en paredes y ventanas, y por así requerirlo el trabajo a fin de poder apreciar, a la vista, las distintas tonalidades del rojo del hierro candente, lo que indicaba al artesano la temperatura a la que se encuentra el material que trabaja. También actualmente sus instalaciones se sitúan en lugares pequeños con escasa luminosidad, generalmente en bajos de casas y cobertizos.

Como instrumentos de trabajo disponían de fragua, yunque y gran cantidad de martillos, tenazas, estampas y diversas herramientas. Las fraguas se construían con una base de ladrillos macizos y tenían un ancho de entre 1 y 1,5 m. con un fondo similar. En su centro se encendía el fuego que era alimentado con carbón mineral. Para activar la combustión y conseguir la temperatura necesaria para la forja del hierro (más de 1.000°C), se insuflaba aire por su parte inferior, para lo que se disponía de un gran fuelle de madera y cuero, accionado manualmente a través de una cadena y una pértiga.

Para impedir que se produjeran llamas en la superficie exterior del carbón y mantener compacto el combustible, obteniendo así una capa exterior protectora, así como aumentar la temperatura interior, períodicamente se regaba con agua. Frecuentemente la fragua estaba adosada a la pared, aunque también, en algunos casos, se situaba en el centro de la habitación.

Cerca de la fragua se situaba el yunque de acero fundido, de unos 200 kgs. de peso, instalado sobre un grueso tronco de madera, a unos 75 cm. del suelo, con su parte superior plana, dos salientes a cada lado, uno de sección circular, en forma de cuerno y otro cuadrado, que sirven de base para aplanar, doblar, curvar, estirar y realizar otras operaciones sobre el material que se trabaja. En su superficie lleva además dos agujeros donde se ajustan otras herramientas de trabajo que sirven de yunque para determinadas tareas. Es la verdadera mesa de trabajo y sobre ella, el rejero, a golpe de martillo, ejecuta la mayoría de los trabajos dando las formas deseadas al hierro.

herreroLos herreros actuales siguen utilizando en su mayor parte los medios de trabajo tradicionales.

Reja construida por Pedro de MarigortaReja construida por Pedro de Marigorta, de Elgoibar, hacia 1.558 para la parroquia de Elciego. Las bañas redondas eran forjadas en las ferrerías de nuestra zona en martillos movidos por ruedas hidráulicas, para a continuación el maestro rejero, construir la reja y los balaustres, añadiendo placas de metal que se soldaban sobre la barra "a la calda". Después, posiblemente, en frío, y a cincel, se labraban las aristas e incisiones en forma de hojas de acanto hasta obtener las mazorcas. (1)

Se completa la instalación con el tornillo de herrero o de pie, torno de banco que tiene en su parte inferior un apoyo o barra metálica que se soporta en un puntal directamente en el suelo sobre una placa metálica y que le permite soportar los golpes dados con el martillo a la pieza.

El rejero utiliza en su trabajo multitud de martillos, con cabezas de las formas más vanadas, tenazas con diversos tipos de bocas para sujetar cualquier material, tajaderas, así como gran cantidad de estampas, unas con mango de madera para poder colocarlas a mano sobre la barra a conformar y golpearlas en su parte superior con el mazo o martillo de mano y otras, con un saliente que se introduce en el agujero del yunque, en donde quedan sujetas. Algunas de las herramientas se adquirían en talleres especializados, pero la mayoría las construía el propio rejero.

Este se encuentra en una posición privilegiada respecto a otros oficios, pues sabe trabajar y dar forma al hierro y acero, materiales con los que básicamente se construyen todas la herramientas y puede, por tanto, fabricarse sus propios instrumentos de trabajo.

Los actuales rejeros siguen utilizando instalaciones iguales a las descritas con su fragua y yunque, a los que se ha incorporado otra maquinaria, como taladros, tronzadoras, curvadoras, soldadoras eléctricas y martinetes necesarios para eliminar la penosa tarea de golpear las barras gruesas con el mazo de mano. Asimismo siguen manejándose una gran variedad de martillos manuales, estampas, plantillas y tenazas, por lo que su trabajo sigue siendo fundamentalmente artesano.

 

(1) Elgoibar: De las Ferrerías a la Máquina-herramienta. Luis Maria Ecenarro Osoro. Kutxa Fundazioa. 1996.