Técnicas del forjado del hierro

Para la fabricación de las diferentes piezas que componen una reja, barandilla o cualquier otro objeto decorativo fabricado en hierro, tanto los rejeros antiguos como los actuales, utilizan y se basan en unas cuantas operaciones básicas que les permiten la obtención de una gran variedad de formas y piezas, para lo que se sirven de un gran número de herramientas específicas.

Prácticamente todas las piezas se trabajan en caliente para lo que se introducen entre el carbón ardiendo en la fragua. Al calentarse el hierro se va haciendo más deformable, lo que se refleja en la distinta tonalidad del color rojo que toma su superficie y que sirve al artesano para conocer la temperatura a la que se encuentra.

Esta circunstancia permite al herrero caldear más unas partes de la pieza que ótras y combinando con golpes de martillo, (dados en los puntos adecuados), consigue que unas partes se deformen más que ótras hasta conseguir las formas deseadas.

Entre las operaciones básicas destaca el corte, en la que colocando una tajadera (especie de martillo con un extremo afilado) sobre el material al rojo y golpeando con el, se consigue la separación del material.

El doblado de barras y llantas se efectúa apoyándolas sobre las aristas del yunque, golpeando con el martillo especialmente en el extremo cónico, cuando se precisa obtener una curva. También sujetando el material en el torno de Pie y curvándolo con una garra o grifa.

Una operación muy específica es el perforado en la que una barra se abre Por la mitad dejando un agujero central en forma de ojal, operación que se efectúa sin arranque de material. Para ello se coloca la barra, al rojo vivo, sobre el yunque y apoyando el filo de la tajadera en la superficie a perforar, se golpea fuertemente haciendo un corte o hendidura en la pieza. Alternativamente se repite esta operación por las dos caras opuestas hasta conseguir una hendidura de lado a lado. Seguidamente se introduce, a golpes, un puntero en la ranura así formada consiguiendo su ensanchamiento y la formación del orificio, que tendrá una finalidad decorativa o servirá para pasar por su interior otra pieza formando una sólida unión de los barrotes que se cruzan.

El aplastado y estirado se efectúan sobre la superficie plana del yunque golpeando con la cabeza de un martillo estrecho. En el primer caso se obtiene un ensanchamiento del material por aplanado consiguiendo una especie de paleta que frecuentemente tiene fines decorativos al marcar sobre ella figuras o hazes mediante golpes de martillo o puntero.

En el caso de querer estirar o alargar el material, se martillea con golpes rápidos, girando la pieza continuamente con lo que se consigue un adelgazamiento y aumento de longitud de la pieza trabajada.

Santo Domingo de la Calzadako Katedraleko santuaren hilobiko burdin hesiaSanto Domingo de la Calzadako Katedraleko santuaren hilobiko burdin hesia, Elgoibarreko Antonio de Elorzak, Pedro de la Sernarekin batera, XVIII. mendean egindakoa. Azken hau "Bizkaiako Enkarterrietako Turtzioz-Billaberden jaioa zen, eta han bizi izan zen'"

Frecuentemente los barrotes de sección cuadrada se retuercen sobre sí mismos, obteniéndose una espiral o retorcido salomónico con fines decorativos. Esta operación se efectúa sujetando por un extremo el cuadradillo al rojo, en el tornillo del pie y sujetando el ótro con una llave y haciéndolo girar manualmente.

Para obtener los retorcidos en forma de caracol o volutas, se curva sobre sí mismo el material de un extremo de la llanta, obteniéndose una cabeza que se sujeta en una plantilla con la forma deseada. A continuación se va curvando, apoyándolo y envolviendo la plantilla mencionada.

Una de las operaciones básicas de la forja y rejería era y es, la soldadura o unión íntima del material de dos piezas, que se efectúa al fuego o "a la calda", para lo que el herrero calienta en la fragua los elementos a unir, insuflando aire, hasta alcanzar los 1.300 C° lo que se detecta, porque del material saltan chispas estrelladas en línea recta. A continuación coloca las dos piezas a unir sobre el yunque y se golpean con el mazo o porra con energía y rapidez, de forma que, por la presión y alta temperatura, las dos superficies quedan unidas. El proceso debe ser muy rápido, pues si el material se enfría no puede calentarse por segunda vez.

Los bulbos o mazorcas, ensanchamientos situados en el centro de los balaustres se obtienen por recalcado o agrandamiento, para lo cual se calienta al rojo muy vivo solamente. la parte del material a trabajar. Se cuelga la barra verticalmente sujeta con una cuerda que pasa por una polea fija en el techo del local y se deja caer bruscamente, golpeándose contra una gruesa plancha de hierro colocada en el suelo. Por efecto del choque el material se ensancha en la zona caliente, para posteriormente terminar de dar la forma golpeándolo entre dos estampas gravadas con la figura deseada.

Las mismas mazorcas también se obtienen soldando "a la calda" material sobre la barra redonda, que finalmente se recubre con láminas de hierro también soldadas que se cincelan en frío en forma de hojas.

Finalmente rajando o ranurando un cuadrado por sus cuatro caras, abriendo en círculo las partes así obtenidas y retorciendo el conjunto sobre sí mismo, obtienen los rejeros un ensanchamiento formado por cuadradillos, de gran efecto plástico, conocido por el nombre de "piña".

Las uniones entre barras o piezas se efectúan por remachado, introduciendo un pasador que atraviesa los dos materiales y aplastando los extremos a martillo, mientras los ayudantes o aprendices sujetan a mano toda la reja sobre el yunque para facilitar la operación.