El proceso de fabricación

Los métodos de trabajo para la fabricación de tejas y ladrillos macizos no debieron cambiar fundamentalmente desde el inicio de su elaboración hasta las primeras décadas de este siglo.

En las tejeras tradicionales, el trabajo era fundamentalmente manual y artesano y se efectuaba casi en su totalidad al aire libre, desde primavera hasta fin del verano, estableciéndose con frecuencia en los contratos como fecha tope para la entrega de las tejas y ladrillos pactados el día de San Miguel (29 de Setiembre).

La tejería Arregui de Bergara, fundada el año 1835 por Joaquín Arregui, natural de Oñate, y cuya actividad se ha transmitido de padres a hijos casi hasta nuestros días, mantuvo el sistema tradicional hasa 1922. La arcilla necesaria se obtenía de la cantera existente junto a la tejería de donde se extraía manualmente. Como este material contenía del orden de un 25% de piedra, era preciso separarla por medio de su tamizado. Seguidamente la arcilla se vertía en un depósito de 3 m. de largo, por 1 m.de ancho y otro de altura, donde se mezclaba debidamente con agua y se dejaba reposar 1 día, para posteriormente, varios trabajadores, tras introducirse en el depósito y con los pies sumergidos en el barro, lo amasaban con lo pies, hasta lograr la consistencia deseada.

Sacando la teja del hornoSacando la teja del horno.

Para la fabricación de ladrillos, la masa conseguida se trasladaba al banco de trabajo, donde los artesanos le daban la forma deseada, utilizando unos moldes (marcos de madera sin fondo y de espesor igual a la pieza a obtener) que se colocaba sobre una mesa, lo llenaban de arcilla y pasaban un listón por encima, al objeto de eliminar el material sobrante. Seguidamente lo levantaban y girándolo sacaban la masa, con la forma deseada obtenida.

Las tejas se elaboraban de forma similar pero el molde tenia en el fondo la forma convexa de la pieza a obtener y alrededor un marco formado por listones de madera de 1 cm. de espesor. Antes de llenarlo se le daba en el fondo polvo de ceniza obtenido del horno para facilitar la tarea de extraer el material.

Este molde se llenaba con la arcilla necesaria y con la mano y dedos,de manera longitudinal se quitaba la arcilla sobrante, dejando la superficie exterior convexa. Todavía podemos apreciar las marcas de los dedos de los artesanos en las tejas de algunos edificios antiguos.

Tanto los ladrillos como las tejas se dejaban secar al aire libre, en una explanada delante de la tejería, durante unos 8 días, o bajo un cobertizo sin paredes, en filas de 30 a 40 metros, de canto y sin tocarse. En caso de amenaza de lluvia debían ser cubiertos rápidamente por otras piezas ya cocidas. Una vez secas, se transportaban en carretillas de mano, al horno que era del tipo árabe, de sección cuadrada de unos 8 m. de lado y 4 ó 5 de alto, construido exteriormente de piedra e interiormente recubierto de ladrillos.

Materiales cocidosMateriales cocidos en la Tejera Arregui de Bergara (tomada de Arqueología Industrial de Guipuzcoa).

En su parte inferior disponía de unos arcos de ladrillo, bajo los cuales se encendía el fuego, alimentado con leña, sobre los que se colocaban las piezas de canto en uno y otro sentido y con separación entre ellos, formando un emparrillado y sobre él, cuidadosamente, las tejas, con la arcilla ya seca pero sin cocer, de pie unas junto a ótras, dejando huecos para la circulación del aire caliente, en sucesivos niveles hasta la altura de 3 metros. Finalmente se recubría todo con tierra, y se daba fuego a la leña, desde una boca situada en la parte inferior.

La coción o vitrificación de la arcilla duraba unos 6 días. Durante el primero y parte del segundo se calentaba suavemente para desecar el material, seguidamente se activaba la combustión y se subía la temperatura hasta 950°C, manteniéndola un día, para después ir bajaándola lentamente. Desahogando convenientemente el horno conseguían que todas las piezas quedaran bien cocidas.

Una vez apagado el horno lo dejaban otros 6 días hasta que se enfriara antes de extraer todo el material ya vitrificado, es decir con la consistencia necesaria para ser utilizado, lo que se hacía con sumo cuidado para no romperlas, almacenándose, seguidmaente, en la explanada exterior.

Los trabajadores debían estar permanentemente pendientes de la coción y del resto de las labores y para ello vivían junto a la tejería en locales preparados al efecto.

Doscientos años antes las instalaciones debían ser iguales a las de los Arregui de Bergara. De un contrato realizado en 1676 por el Ayuntamiento de Amezketa para la construcción de una tejera!, sabemos que el horno estaba construido en ladera en un hoyo, y sus paredes eran de piedra. Tenía una capacidad de 10.000 tejas y ladrillos y ante él había una era o explanada para "aderezar y labrar el material". Cerca se construyó una cabaña o barraca de tabla aserrada para habitación del maestro tejero y sus oficiales, así como una cubierta del mismo material para proteger todo el horno.

GabiriaLas tejas son de uso generalizado en nuestro país. Gaviria a principios de siglo (Fototeca Kutxa).

Durante el primer tercio del siglo actual, y posiblemente también con anterioridad, la producción de la tejería Arregui se transportaba en carros a los puntos de consumo. Estos tenían una capacidad de 4.000 kilos, eran del tipo "burdi bolantia" y eran tirados por bueyes. A Eibar se llevaban diariamente 2.000 kgs., distribuyéndose también a Placencia y Elgoibar además de a Bergara.

Los carreteros acostumbraban a salir a las 5 de la mañana. La primera parada la efectuaban en la taberna junto a la ermita de San Antonio, "allí tomaban un poco de aguardiente" y se ponían en marcha delante de sus bueyes. Al atardecer volvían a la tejería con el carro vacío, desenganchaban los bueyes "para que descansaran", mientras cargaban el carro, para de esta manera tenerlo preparado para comenzar la tarea al día siguiente.

Las medidas de las tejas y ladrillos así obtenidas han variado a lo largo del tiempo. En el siglo XVIII y en Elgoibar, un ladrillo ordinario macizo, tenía un pie de largo por medio de ancho y 1,5 onzas de espesor. Las medidas de modelo grande eran 9x9 onzas y la misma anchura.

En la misma época y lugar la teja curva, regula tenía 19 onzas de larga con una anchura de 1 pie en la parte ancha y 8 onzas en la estrecha, así como un espesor de 3/4 de onza. Las medidas de la teja maestra eran de 2 pies de largo, 16 onzas en la cabeza o ancho máximo, 1 pie en el estrecho y 1 1/4 onzas de espesor. Los ladrillos macizos elaborados en la tejería Arregui de Bergara a finales del siglo pasado y primeras décadas del actual tenían unas dimensiones de 25x12x4cm.

Asimismo los precios que se pagaban eran de 40 reales de plata al millar de tejas regulares en 1676, que sube a 60 reales el millar en 1710. y a 80 en 1759, pagándose la teja maestra a 500 reales el millar a mediados del siglo XVIII. El precio de los ladrillos era algo inferior, en 1710, pues ascendía a 50 reales el millar del tipo ordinario y 120 el grande.