El quid divinum

Los directores médicos de los balnearios, impuestos por ley desde el último tercio del siglo XIX, tenían unas funciones de gran importancia en la vigilancia de la salud de los bañistas y para ello, de las aguas y de su aplicación. Su obligación de redactar memorias anuales, nos permite un mejor conocimiento de estos establecimientos, desde casi hace casi ciento cincuenta años.

Las diferencias de criterios entre los directores médicos son constantes, sobre las propiedades curativas de las aguas en enfermedades concretas y sobre todo, sobre la forma de aplicarlas. Sin embargo, globalmente, la opinión era muy favorable.

Legítimo Orguelo en 1868 (1), el director médico del balneario de Cestona, manifestaba:  "Que no há habido que lamentar ninguna muerte repentina en 19 años que llevo de director. Un solo bañista há sucumbido, que fue D. Roque Urquijo cura de Bilbao, que fue invadido de una pulmonia por pasar el puente en un dia frio despues del baño; y se complicó con una congestion cerebral. Hubo otro caso de una apoplegia pulmonar de una señora de Bilbao, la de Abaitua, pero se  curó." Todo ello a pesar de que: "Hay sin duda médicos que envian á sus enfermos á los baños sin conocer siquiera los componentes de las aguas; por rutina, porque han oido á otros compañeros ó á los mismos enfermos decir: "tales aguas son muy buenas" y para algo entra la moda, y la costumbre de copiar que algunos profesores tienen y basta que alguno de nota aconseje á sus enfermos ciertas aguas, para que sin criterio propio, y sin conocimiento alguno de las aguas, ni del clima, ni demas condiciones higiénicas, aconseje tambien á sus enfermos."

bañoJulen Zabaleta ve de esta manera el baño.

También se producían diferencias al referirse a las causas por las que las aguas curaban enfermos, el llamado "quid divinum". Sus defensores atribuían a algo así como la intervención divina, para explicar las mejorías de los agüistas, lo que no admitían sus detractores.

De entre éstos, hay que destacar las manifestaciones del director del balneario de Cestona en 1868 (1), cuando escribe:  "Es natural que el régimen de vida y de alimentos unido á un clima favorable entonen las fuerzas radicales del organismo. Así es que las personas de edad achacosas solo por los años, sienten un bien estar, que creo que en el arte de la macroviotica no puede encontrarse mejor específico para prolongar su vida, de aquí el que haya bañistas parroquianos constantes que vienen en 20, 30 y mas años seguidos como medida profiláctica; pues  habiendo venido el primer año por un reuma; por cólicos biliosos, ó por otra afeccion encontraron su curacion, y vienen a preservarse, á lo que llaman agradecimiento. ¿Quiero esto decir que atribuyo todo el veneficio al cambio de vida y de clima?  ¿Habrá derecho por esto de calificarme de poco creyente en los efectos de las aguas minerales como han querido suponer algunos?  Seamos imparciales y justos. En muchas afecciones como las reumáticas; ¿puede negarse que el agua, el calórico y los componentes combaten el mal?. Pero tratando de ciencias, en vez de creer, es preciso tratar de conocer por medio de la esperimentacion y de la observacion con criterio imparcial; con desinteres y sin pagar tributo á preocupaciones y rutinas.

Niego y hé negado siempre que en las aguas minerales exista el quid divinum. Niego el misterio de la famosa dinamizacion. Niego que el calórico natural de las aguas sea distinto del producido artificialmente: niego la existencia especial del estado trico de las aguas; y estoy plenamente convencido que  las aguas minerales curan afecciones incurables por los medios farmaceúticos; pero por los componentes."

Antigüa bañera de piedra talladaAntigüa bañera de piedra tallada en una sola pieza, procedente del Balneario de Cestona, que se encuentra frente al palacio de LILI (c.U. 01/2001).

 

(1) Guía para los baños de Cestona por su médico-director Justo María Zabala. Azpeitia 1868