Campaneros

La transmisión de información se ha resuelto en el pasado, usando medios muy variados, desde el humo hasta las banderas, si bien, han sido los sonidos obtenidos utilizando campanas, los más empleados y conocidos.

Según Antxon Aguirre Sorondo, que ha estudiado exhaustivamente el mundo de las campanas, entre nosotros han servido tradicionalmente, para diversos fines de carácter social y religioso. Entre los primeros se pueden señalar, la llamada a la población para acudir a determinados actos (los concejos entre otros), comunicar noticias como el inicio de las fiestas patronales (el repique de campanas) o transmitir alarma por haberse producido un incendio o cualquier otro hecho de consecuencias no deseadas. Entre los segundos sobresalen, su uso para convocar actos litúrgicos o la oración individual, así como para comenzar alguna actividad, como las procesiones o informar de la celebración de los bautizos, funerales o de la administración de la extremaunción y viáticos a los enfermos, así como diversas circunstancias, como la muerte de algún vecino.

En ocasiones, se diferencia entre el campanero y el volteador o bandeador, entendiendo que el primero es el que repica con cuerdas (lo más difícil) y el segundo es el que lo hace a brazo. Este oficio siempre ha tenido algo de singular, habiendo sido descrito y reproducido por la literatura y el arte de distintas culturas. Como ocurre con otros oficios, calles y plazas de algunos lugares se han dedicado a estos trabajadores. Para los niños, este personaje que movía enormes campanas, era casi mágico, por lo que se le contemplaba con curiosidad y respeto.

Aunque ha existido la figura del campanero, que pudiéramos llamar civil, que desempeñaba su oficio en Ayuntamientos y otros edificios que contaban con campanas, tradicionalmente, ha constituido una parte de las obligaciones de los sacristanes, fueran clérigos o legos. En nuestro país, son pocos los que quedan en activo y los que siguen en el oficio, solo en contados casos van a tener continuidad. Los impersonales y fríos procedimientos eléctricos, aunque prácticos, parece que van a sustituir inexorablemente a todos nuestros campaneros a corto o medio plazo.

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