Iglesia parroquial de Elgoibar

El historiador Luis Ecenarro, en el programa de las fiestas patronales de Elgoibar de 1955 (Las campanas de mi pueblo), describe las de la iglesia parroquial y sus funciones:  La campana más pequeña, situada en el balcón que da a la Estación, llamada Santa Bárbara (Antonio de la Hoia 1826) y cuyo yugo de hierro actual reemplazó al anterior de madera. Cuando actuaba sola, tenía la misión de anunciar las novenas de la Parroquia.  En el balcón que mira hacia el núcleo más grande de la población, está el DANDAN (1806), llamada también ESQUILLOIA (esquilón o campana grande), dedicada a San Bartolomé, siendo la primera de las grandes campanas de volteo que sonaba en las vísperas de las grandes festividades.

Actualmente, nos dice Ecenarro, apenas interviene sola más que en los entierros de los niños con el toque conocido por "campana de ángel". Pero se le oye con frecuencia formando dúo de carácter festivo con el DINDIN, campana ésta un poco más pequeña y de son más agudo, que mira hacia Goiko-errota y está dedicada a San Antón. El DANDAN y el DINDIN, golpeados con ritmo por el sacristán (dan... dan din din dan...) componen una melodía monorrítmica, simple, infantil y festiva. Esta melodía precede a la Misa Mayor y las Vísperas y acompaña  las procesiones y romerías a las ermitas de las barriadas rurales.

La campana DUN DUN es la más antigua y de mayor tamaño de Elgoibar (Martin de Ingaga y Francisco de Sauto.1673) y debió pertenecer a la antigua Parroquia de Olaso, ya que se le conoce con el nombre de "Olasoko campaia" cuando actúa sola. Según el número de sus campanadas, anuncia la celebración de unas rogativas o el conjuro que el sacerdote va a hacer en el pórtico ante la amenazadora tormenta que se avecina. Anuncia también el alba, invitando al rezo del Angelus (así como al mediodía y al anochecer), con la particularidad de que a su término, inicia una tanda de 33 campanadas, como se hace v. gr. en Azcoitia a las 3 de la tarde de todos los viernes del año. A la noche, alternando con SU-CAMPAIA en el toque de ánimas, nos recuerda nuestras obligaciones con los difuntos.

Luis Ecenarro nos recuerda también las catorce campanadas de los viáticos y, a su término, "si sonaba una más, la decimoquinta, el enfermo era de algún caserío, en caso contrario, de la calle."