El acopio de los materiales

El transporte de los postes hasta el lugar donde debían ser implantados revestía habitualmente notables dificultades, por el difícil y abrupto relieve de nuestros montes, constituyendo esta labor una parte del trabajo de los "linieros".

Hasta la década de los años sesenta del siglo XIX, el transporte de los postes en el monte se hacía por caminos de carros y por senderos que frecuentemente los trabajadores debían abrir en terrenos frondosos. En el primer caso se utilizaban carros de bueyes especialmente adaptados para el transporte de largos troncos, que se apoyaban en uno de sus extremos, sujetos con cadenas, mientras otro iba arrastrado por el suelo. Cuando los postes eran metálicos se transportaban desmontados, asimismo en carros, sí como la cabeza o parte alta, que iba en una sola pieza.

Para los de hormigón, de más peso, se precisaban frecuentemente dos carros, el delantero era arrastrado por una o más parejas de bueyes, hasta tres en algún caso, y el posterior, vuelto hacia atrás, era dirigido por varios componentes de la cuadrilla, quienes sujetando y girando a mano la lanza, hacían las maniobras necesarias para que el conjunto pudiera salvar las estrechas curvas de los caminos de monte.

En los casos en los que no podían utilizarse carros, se cargaban los postes, con un peso medio de 200 kgs., uno o dos, según los casos, a lomos de mulos (machos), que los subían por fuertes pendientes guiados por tres trabajadores, uno con el animal y los otros dos, uno en cada extremo de la carga, haciendo la maniobra convenientemente.

Cuentan los viejos "linieros" que algunos mulos experimentados en este trabajo, maniobraban solos, sin ayuda de sus conductores, buscando el camino idóneo para que los extremos de los postes que transportaban, de hasta 11 y 13 metros de longitud avanzaran por los estrechos senderos. Frecuentemente se terminaba el transporte trasladando los postes a hombros de cuatro o cinco trabajadores, hasta el lugar de su colocación. En estas condiciones y en terrenos difíciles, una cuadrilla no realizaba más que un limitado número de viajes diarios.

El transporte del cemento, agua y grava necesarios para fabricar el hormigón de las bases de los postes metálicos se realizaba también con machos, colocando sobre su lomo dos cajones de madera, en cuyo interior se acondicionaba la carga, pudiendo transportar cada caballería del orden de 250 a 300 y en algunos casos, 400 Kgs de material, entre áridos y agua.