La materia primas y las herramientas

Los clientes son los que eligen la clase de piedra sobre la que va a trabajar el artesano, siguiendo habitualmente sus consejos siendo el mármol y en menor medida el granito los mayoritariamente utilizados sobre todo en las lápidas. En el caso de las estelas y escudos las preferencias son para la conocida como piedra Estella o Pitillas, así como por la rojiza del Baztan. Ambas son arenisca, más dura esa última pero fáciles de trabajar y deben su nombre al de las zonas navarras en cuyas canteras se obtienen y donde las compra el artesano escultor.

Las herramientas básicas utilizadas por Cesáreo Soule son puntero, cincel, “gradina” (cincel de varios puntos que facilitan el desbaste de la piedra) y la “bujarda” o martillo estriado en diversas medidas. En el caso de las tres primeras van desde 2 a 20 mm. de dos en dos (diez clases). Además son numerosas las terminaciones de punteros y cinceles que se emplean en el trabajo final de la piedra.

Cesáreo Soule trabajando una estelaCesáreo Soule trabajando una estela en diciembre de 2000.

Hasta mediada la década de los años setenta, del siglo pasado, las herramientas que necesitaban las construía el herrero Bautista Aguerra de Erratzu, conocido artesano “arotza” con frecuentes problemas por su indeseado desgaste atribuido a su temple. La introducción de las “puntas de widia” supuso un avance importante.

El cantero escultor de Arizkun está convencido que para desempeñar esta actividad es fundamental la vocación entendida como una disposición personal favorable “berezkoa” que debe completarse con paciencia y la voluntad de innovación que caracteriza a algunas personas. La experiencia es otra condición necesaria para dominar esta actividad. Recuerda el dicho de su padre “Bearda heramintxa zorrotza esta pacientzia”. (Hace falta herramienta afilada y paciencia).

El proceso productivo en el caso de las estelas discoidales y los escudes se inicia con la elección de los dibujos o las figuras que deben tallarse para pasar a seleccionar la piedra deseada. Una vez cortada a la medida deseada para lo que se utiliza una sierra mecánica generalmente se coloca sobre una mesa para que el artesano pueda realizar un trabajo en condiciones adecuadas.

El hombre volcado sobre la piedra y sujetando con una mano la herramienta y con la otra el martillo va trabajando sobre el dibujo que previamente ha llevado a cabo sobre la materia prima. Primero el desbaste y una vez terminado pasa a la obtención de las formas deseadas. En cada fase de la labor va cambiando las herramientas optando por la más adecuada para la fase del trabajo a llevar a cabo.

Un de los riesgos que asume el artesano es la rotura de la piedra bien por algún defecto o por la actuación del trabajador lo que supone un quebranto importante por el valor de la materia prima y el trabajo que haya podido realizarse.