Evolución del planchado de la ropa

El planchado entendido como la técnica que favorece la conservación de los tejidos tersos y con prestancia es muy antiguo, aunque los historiadores no se ponen de acuerdo sobre la fecha inicial que generalmente se atribuye a los chinos.

Para los primeros planchados utilizaron piedras redondas y pulidas que se pasaban repetidas veces sobre la ropa recién lavada, método que hacia 1400 años a.c. se mejoró al comprobarse que se obtenían mejores resultados, si previamente se calentaban las piedras, lo que dificultaba extraordinariamente su manejo. Para obviar este inconveniente comenzaron a usarse vasijas de barro cocido provistas de asas llenas de brasas de carbón vegetal, un antecedente de las planchas de carbón.

Este sistema fue sustituido por las planchas de hierro, provistas de un asidero que se calentaban directamente sobre el fuego. Esta nueva técnica presentaba el inconveniente de que antes de poder posar las placas sobre el tejido a planchar, había que limpiar cuidadosamente su abrasadora superficie inferior.

Para evitar este inconveniente y las dificultades de tener que usar varias planchas al mismo tiempo, unas calentándose mientras se planchaba con otra, a mediados del siglo XVIII se adoptó la llamada “plancha de carbón", que consistía en un recipiente de hierro con una tapa provista de visagra y cerrojillo, que se llenaba de carbón encendido, de la misma manera que las antiguas vasijas de barro, aunque continuaba la dificultad derivada de la suciedad que ocasionaban las chispas y la ceniza producida por el carbón.

La industrialización, con la llegada del gas a las cocinas de una parte de los hogares, hizo que se volvieran a utilizar las planchas compuestas de una placa de hierro fundido, con su correspondiente asidero, pues ya no se producía la suciedad producida por el carbón.

Las planchas fueron adaptándose a las distintas necesidades como la de los sastres, los sombrereros o para el rizado de roquetes o las gorgeras.

La distribución de la energía eléctrica en baja tensión a las viviendas a finales del siglo XIX, posibilitó la electrificación de las tareas domésticas, entre ellas las del planchado, al inventar Henry Seely, en 1882 en Nueva York, la plancha eléctrica con arco voltaica abierto y en 1898, Charles Carpenter, un camarero de Minneapolis, la plancha eléctrica dotada de resistencia espiral.

Un nuevo adelanto se produce en 1926 al ponerse en funcionamiento la primera plancha eléctrica de vapor por la compañía de limpieza química Eldec Company, incorporando un depósito para el agua e introduciendo el vapor en el planchado con una importante simplificación y reducción de tiempo dedicado a esa tarea.

Constantes innovaciones han permitido llegar hasta las avanzadas planchas actuales que resuelven los más complejos problemas de planchado, reduciendo el esfuerzo y la penosidad que tradicionalmente ha tenido esta tarea.

 

Bibliografía

  • El planchado de la ropa. Krainel, S.A. Grupo Ufesa.