Los jefes de tren

Dependían de los de estación y tenían a sus órdenes a los maquinistas y los guarda-frenos, siendo responsables de los trenes en los intervalos entre estaciones. Viajaban en su furgón de los que no podían salir más que en los casos de "absoluta necesidad". También les correspondía la custodia de todos los equipajes, encargos y mercancías facturados.

Su labor aunque importante era píenos conocida que la de otros ferroviarios.

Tenían la obligación de hallarse en la estación media hora antes de la salida del tren si era de viajeros y una hora en el caso de los de mercancías. Debía corroborar mediante un silbato la orden de salida de los trenes dada por el jefe de estación sustituyendo a éste tanto en las paradas, como los apeaderos, en los que no había personal fijo. Desde mediados de los años veinte, en los trenes de menor importancia se unificaron las funciones de los jefes y los interventores pasando a llamarse cobradores-jefe de tren.