El último cajista-tipógrafo en Eibar

Ignacio María Orbegozo Errasti, es el único artesano cajista-tipógrafo actualmente en activo. Nacido en Azpeitia en 1.945, a los nueve años se desplazó a Eibar por razones laborales de su familia. Tras cursar los estudios iniciales primero en su pueblo natal y posteriormente en la ciudad armera a los 15 años inició su vida laboral en Gráficas Eguren cuyas instalaciones estaban ubicadas en la hoy calle Julián Echevarria, 8 que regentaba José María Eguren.

Como era habitual en los años sesenta del siglo XX, los aprendices empezaban a desempeñar las tareas menos cualificadas, como la de pinche, para pasar a las más complejas como cajista-tipógrafo, maquinista y manipulador para acabar como especialista en la primera de las citadas tareas.

La profesión de cajista-tipógrafo requiere conocimientos y habilidades que los diferencian de otros trabajadores, al ser necesario un gran dominio de los elementos gráficos que forman los distintos alfabetos y un alto sentido de la estética. Igualmente es necesaria una notable disposición para manejar con rapidez y acierto pequeñas letras y signos así como paciencia y como en otros oficios, sentir satisfacción por la obra bien hecha.

Su trabajo se inicia maqueteando con más o menos detalle el trabajo a realizar y que le va a servir de guía en las operaciones posteriores. Situado frente al chibalete, armazón de madera con una parte superior inclinada en la que se colocan las cajas metálicas de diversos tamaños. En estas el cajista-tipógrafo va depositando las diferentes partes que tiene que componer, las líneas de texto necesarias, espacios en blanco, filetes, grabados, etc., con el resultado de un molde cuadrangular o rectangular, formado por cientos de pequeñas piezas con un ajuste perfecto.

En caso de no lograrse un conjunto compacto se corre el riesgo de que al colocar el molde en la máquina de imprimir, la fuerza de presión y arrastre de los rodillos, al entintar, hagan saltar las letras lo que podía originar desperfectos en la máquina, además de obligar a elaborar otra vez el molde. Acabada esta operación se ata con una cuerda, dándole varias vueltas a su alrededor para evitar que salen las distintas piezas hasta formar un bloque compacto. Se utiliza como unidad de media el cícaro.

Tras realizar las pruebas e introducir las correcciones, si las hubiera, las operaciones siguientes son el atar el molde en la máquina, e imprimir en papel previamente seleccionado y cortado a la medida deseada.

Puesto de trabajo tradicional del cajista-tipógrafoPuesto de trabajo tradicional del cajista-tipógrafo.

Diversas fases del proceso productivo

Diversas fases del proceso productivoDiversas fases del proceso productivo.