Otros oficios

En el citado inventario se mencionan también a otros oficios existentes en dicha fábrica.

Los grabadores quienes decoraban las armas por el procedimiento del agua fuerte, dibujaban la decoración sobre la superficie de armas, seguidamente las piezas “se iban barnizando y grabando”, con “veintisiete cinceles y buriles de acero de todo género”.

A continuación se vertía sobre ellas el agua fuerte que se preparaba en “una caldera de bronce grande”, que atacaba el metal en la zona no cubierta por el barniz, es decir la que previamente se había cincelado, produciendo el dibujo o decoración grabados.

Otros especialistas eran los choderos quienes elaboraban los “chodos con cabeza de latón”, “para guarnición de dichas armas”.

De la misma forma los doradores se dedicaban a dorar, pavonar y decorar las armas de lujo que se fabricaban en la Real Fábrica, utilizando “piedras para dorar y pavonar”, pinzas, tases, cuchillos limas y cinceles. Se disponía también de “dos bancos de nogal y castaño para sentarse a trabajar los doradores”. Finalmente el último oficio de los mencionados era el de los cerrajeros que “hacer y reparan las herramientas con que se trabaja en dicha armería”. Para ello disponían en su taller de obrador de una fragua con su par de barquines de cerrajería, un yunque y un banco de trabajo constituido por “un tablón grueso de roble puesto sobre dos maderas fijados en tierra en que están puestos los dos tornillos de cerrajería y otras herramientas”, entre las que destacan diecinueve limas grandes y pequeñas, dos martillos, “hembra de acero con muchos agujeros para sacar rosca a los tornillos”, cuatro punzones, “cinco cinceles para picar limas”, que se sujetaban y apoyaban en “cuatro sufrideras de hierro”, además de tenazas, tajaderas, tases y tijeras.

Los armeros fabricaban sus productos, siguiendo fielmente los modelos de que disponían o les enviaban con este fin, “todos las cuales están colgadas y sirven para muestra y patrones para cuando se ofreciere sacar otras a su taller”.