La fabricación de armas en Tolosa

Junto con Mondragón, Bergara y Bilbao, que fueron poblaciones caracterizadas por la fabricación de espadas y otras armas blancas, Tolosa y su comarca fueron también un importante centro espadero, donde trabajaron numerosos artesanos que elaboraban en sus fraguas gran variedad de armas blancas. La importancia de esta actividad y su repercusión en la zona, quedan reflejadas en los documentos que describen diversas vicisitudes que afectaron a su normal desenvolvimiento.

En 1577 se vieron obligados por Real Orden a transportar todas las armas por ellos fabricadas a Placencia, para ser examinadas en esta población, por el Director López de Helio, no pudiendo venderlas sin haber cumplido este requisito previo.

Debido al coste del transporte y la demora que esta obligación conllevaba, decidieron presentar su queja ante las Juntas Generales de aquel año. Tras la gestión ante las mismas, consiguieron autorización para poder labrar y vender las hojas de espada que se hacían en Tolosa a cualquier comprador de la Provincia o del Reino sin que para ello tuviesen que ser examinadas previamente.

En Eugui, Navarra, existía desde 1536 una Herrería Real dedicada a la fabricación de municiones y armas y que por estar lindante con la frontera francesa, por el elevado coste de los transportes y materiales, agravados por el descontento originado al incorporarse armeros (armeroles) procedentes de Milán, la Corona deseaba trasladar a una nueva ubicación, lo que tras diversas vicisitudes, acabó llevándose a cabo en Tolosa, debido a las ayudas ofrecidas por su Ayuntamiento, (construcción del edificio e instalaciones) y el arraigo que esta actividad tenía en la zona.

Una vez terminadas las obras, en 1630, los maestros armeros de Eugui, algunos de origen italiano, con sus familias y todas sus herramientas, se trasladaron a la nueva ubicación. De esta forma la Real Fábrica comenzó su andadura, “fabricando armas blancas, espadas, bayonetas y todo género de armaduras para hombres y caballos” (1). Su Director, que era nombrado por el Rey, lo era simultáneamente de la de Placencia. Esta industria se mantuvo hasta 1760 en que cesó debido a la poca demanda de sus productos.

Según documentos de la época, en 1720 trabajaban, para las reales fábricas, siete maestros forjadores, dos oficiales vaineros, seis acicaladores y cuatro amoladores (2). Entre todos ellos fabricaron 16.325 bayonetas “examinadas y marcadas con la marca del Rey” al precio de 34/4 de vellón con la siguiente distribución:

  • A los maestros por cada bayoneta forjada en negro. 20/4
  • A los amoladores por amolar cada una 3/4
  • Por acicalar a los acicaladores. 3/4
  • A los vaineros por cada vaina y cantera 5/4

Dejando, por cada bayoneta 3/4 para reparación de las ruedas hidráulicas e ingenio de amolar, así como para el cirujano, “en parte del pago de sus salarios y asistencias” hechos a los armeros y sus familias.

Asimismo se entregaba “a cada maestro por cada hoja de alfanje de caballería, con gancho y vaina nueve reales y cuartillos de vellón” y “por cada espada de infantería amolada y acicalada, 6 reales y cuartillo de vellón”.

En 1735 eran un total de diecisiete artesanos los que suministraban sus productos a la Real Armería (3), y en 1760 16, distribuidos en 10 “maestros fabricantes de bayonetas”, 8 de ellos vecinos de Tolosa y 2 de Alegría y 6 “amoladores de dichas bayonetas(4).

Conjuntamente se comprometían a la fabricación de 1.200 bayonetas al mes, según muestra que se les entregó, al precio de 8 reales y cuartillo de vellón “en el caso de que el ingenio (la máquina hidráulica para amolar), este corriente” (el río tenga agua suficiente).

 

(1) Pablo Gorosabel. Bosquejo de las antigüedades, Gobierno y otras cosas notables de la Villa de Tolosa. 2ª ed. Ayuntamiento de Tolosa 1956.

(2) Juan Garmendia Larrañaga. Gremios, Oficios y Cofradías en el País Vasco. C.A.P. 1979. Declaración de los armeros de Tolosa. 192.orrialdea

(3) Juan Garmendia Larrañaga. Obra citada.

(4) Juan Garmendia Larrañaga. Obra citada.