Agujas, cepillos de dientes, brochas de afeitar, y monturas de gafas

Las agujas para hacer punto manual se hacían, afilando manualmente, en una polea con abrasivo, uno de los extremos de una varilla de celuloide, a la que posteriormente se le pegaba en el otro extremo, una bola del mismo material.

Los mangos de cepillos de dientes se obtenían cortando trozos de celuloide de una lámina de este material, del mismo espesor que el deseado para el mango, para, posteriormente, darle las formas y perfil redondeados de sus caras laterales, arrancando material con una fresa de la forma apropiada, contra la que se hacía pasar el mango, sujeto en un útil guiado por una plantilla con el perfil a obtener y que los trabajadores movían y empujaban con sus manos.

Sobre el mango, se hacían varios orificios con un taladro manual, en los que seguidamente se introducían los pelos de cerda (pelo natural de cerdo), utilizando una máquina especialmente diseñada para esta labor.

De forma similar se fabricaban las brochas de afeitar, en las que el mango se obtenía torneando un trozo grueso de celuloide y los pelos se introducían de forma similar a los de los cepillos de dientes.

Se llegaron a utilizar diversos tipos de pelo, siempre natural, siendo los más apreciados y costosos los de tejón, material que se compraba con la piel del animal incluida y que era preciso separar cortándolo con tijeras.

Las monturas para gafas, que en un período a partir de 1939 fueron un artículo importante, se obtenían cortando la forma aproximada, de una lámina de material para, posteriormente, redondear los cantos y aristas en una fresadora moviendo manualmente el material y guiado por una plantilla, de forma similar a los cepillos, trabajo que realizaba un hombre. Seguidamente se calentaban colocándolas sobre una plancha metálica calentada eléctricamente, y se daba la forma exacta a cada uno de los dos ojos, introduciéndolos a mano en una especie de cono metálico, cuya sección era igual a la del hueco a obtener, y haciendo presión con los dedos contra él, de esta forma el material caliente se curvaba y, una vez frío, adquiría definitivamente la forma deseada. Las patillas, a las que llamaban guías, se obtenían de forma similar, haciendo el agujero para el tornillo de unión, a mano, en un pequeño taladro.

Como se observa, la mayoría de las operaciones eran muy manuales, utilizándose moldes para dar la forma deseada y ayudándose de plantillas para mover, con las manos, las piezas frente a las herramientas.

RecipientesLos recipientes para guardar ovillos de lana, al igual que el resto de la producción, se montaban y pegaban a mano. (Dibujos de Yulen Zabaleta).

Prensas de tornilloLas trabajadoras deformaban la lámina, colocada entre los dos moldes, comprimiéndolos por medio de prensas de tornillo que accionaban manualmente.