Los primeros transformadores del celuloide

Uno de los primeros transformadores fue el alemán Ernesto Reiner, que se instaló en Deba en 1927, procedente de Asperg, Alemania, como consecuencia de la fuerte recesión económica que en aquellos años había en su país, y en donde anteriormente ya elaboraba productos utilizando el celuloide como materia prima.

Ernesto Reiner trajo este nuevo material y la tecnología para su utilización, así como maquinaria, utillaje y trabajadores especializados. Todo ello le permitió poner en marcha rápidamente su nueva industria, y durante años, y al menos hasta la década de los cuarenta, fue el único transformador del celuloide en nuestro País.

La empresa, bajo la denominación de "Industrias del Celuloide", tuvo un rápido crecimiento por la novedad que suponían los productos fabricados, y con el tiempo, fue evolucionando y utilizando nuevos materiales que progresivamente se desarrollaban, como la bakelita incorporada en 1940, y otros plásticos. En 1932 la empresa sufrió un rápido y voraz incendio que la destruyó totalmente, siendo reconstruida y puesta en funcionamiento diez meses después.

Ocupó a un buen número de hombres y mujeres, y mantiene hoy en día su actividad en la inyección de materias plásticas, siendo la más antigua empresa de Deba.

Los principales productos fabricados eran recipientes para guardar ovillos de lana para hacer punto, agujas, diversas cajas para objetos domésticos, jaboneras, estuches de aseo, cepillos de dientes, brochas de afeitar, calzadores, monturas de gafas, y pequeños juguetes como tentetiesos y sonajeros para niños que para que sonaran se rellenaban con piedrecillas recogidas en la vecina playa. También fue importante la fabricación de cápsulas para espoletas de proyectiles.

Se utilizaban materiales de diferentes colores, con brillo e irisaciones, imitando a naturales como el de las conchas (marrón con zonas claras) y el nácar ( blanco),o con semitransparencias, que aportaban novedad a los artículos elaborados.

Como es frecuente, esta empresa fue el origen de otra empresa similar, que en 1933 se creó también en Deba con capital local, y que captó a algunos de los especialistas alemanes, de forma que se estableció entre ambas una fuerte competencia. Cesó en su actividad pocos años después, como consecuencia de la Guerra Civil.

Así mismo y de Industrias del Celuloide, surgieron otras dos empresas, que orientaron su actividad a la transformación de metales y que también durante décadas, ocuparon a una parte importante de los trabajadores de Deba.