Moldeable, versátil e inflamable

El celuloide es un material termoplástico que al calentarlo por encima de los 80ºC se reblandece, y en este estado puede ser moldeado en la forma deseada, que conserva una vez fría, siendo repetible el proceso, lo que le daba una gran versatilidad. Su gran inconveniente es su alto grado de inflamabilidad.

Se obtiene amasando una mezcla de nitrocelulosa, alcanfor y alcohol, a la que se pueden añadir pigmentos o colorantes orgánicos. Posteriormente, se elimina el alcohol prensándolo entre unos rodillos y en caliente, con lo que queda listo para laminarlo en planchas, que ha sido la forma habitual de presentación.

Este nuevo material permitió el desarrollo de nuevos productos y la obtención de formas, colores y presentaciones mucho más atractivos y económicos que con los anteriormente existentes, y supuso una gran innovación en la época.

Su utilización y transformación para obtener objetos diversos, comenzó en España en la década de los años veinte del siglo XX. El trabajo con este material, debido a sus características, lo realizaban mayoritariamente las mujeres, siendo relativamente sencillo y tenía un gran componente manual, sin que se precisaran conocimientos específicos, aunque requería habilidad.