El restaurador Juan Cruz Gutierrez

Los relojes de torre, al igual que otros bienes de la misma naturaleza, se deterioran con el transcurso del tiempo, como consecuencia de la actuación del hombre o el desgaste y fatiga de los materiales. Además los edificios, en muchos casos monumentales, en los que con frecuencia se asientan, son el origen de desajustes, por las alteraciones que sufren por la acción del agua y los agentes biológicos o los desastres naturales.

Estas circunstancias obligan a restaurar los relojes que integran nuestro patrimonio cultural, es decir, a recuperar su estado inicial o el más cercano posible, actividad compleja que requiere un profundo conocimiento de la relojería histórica y una notable habilidad y experiencia. Esta labor la realizan los maestros artesanos especializados en esta actividad.

Uno de nuestros más acreditados restauradores de relojes es Juan Cruz Gutiérrez Aparicio, que aunque nacido en Durango (Bizkaia) en 1957 ha vivido en San Sebastián desde su infancia, al trasladarse su familia a la capital guipuzkoana. Si algo caracterizó desde su niñez al futuro restaurador fue su curiosidad y destreza para el manejo, que incluía el desmontaje y montaje, de cuantos juguetes disponía. Estas cualidades que fueron, quizás, las que le llevaron a la relojería con catorce años.

Juan Cruz Gutierrez

Después de superar los primeros cursos de la licenciatura en derecho optó por su vocación de relojero, oficio que fue perfeccionando compaginando la práctica con la lectura de revistas y libros especializados que ha sido una constante en toda su vida profesional. Superada la etapa inicial Juan Cruz ha ido comprando una buena parte de las existencias de los talleres de reparación de relojes que van cesando en su actividad por variadas causas, entre otras la jubilación de sus propietarios sin sucesor de su familia o posibilidad de traspasar el negocio a terceros, rompiéndose la tradición tan arraigada en nuestro país de transmitir este oficio de padres a hijos.

Todas estas adquisiciones después de recuperadas y clasificadas son almacenadas con sorprendente orden antes de su futuro uso.