Construcción muy compleja

En el siglo VII se inició la fabricación de campanas, por el sistema de vaciado en bronce fundido, sustituyendo al procedimiento anterior a partir de chapa de hierro.

Posiblemente en un principio se utilizó el proceso de la cera perdida pero más tarde se pasó a fundir entre un núcleo de ladrillo y barro o macho interior y una carcasa o molde exterior también de barro con paja, crines de caballo y estiércol. Diderot y D'Alambert en su famosa Enciclopedia de finales de siglo XVIII nos describen un proceso de estas características que todavía se mantiene en la construcción artesanal sin modificaciones sustanciales. Abel Portilla Bedia, de Gajano (Cantabria) continuador de la tradición familiar es uno de los pocos maestros campaneros que mantienen la tecnología del pasado.

La fundición de campanas se realiza en bronce (aleación formada por el 78% de cobre y 22% de estaño) vertido en estado líquido dentro de un molde hecho principalmente con barro, con la forma de la campana a obtener en su interior.

Para la elaboración del molde el maestro campanero comienza preparando una base de ladrillo y sobre ella y con el mismo material y argamasa hace el núcleo del molde, que posteriormente dará origen al interior de la campana. Seguidamente recubre todo este núcleo con barro fino y sobre él pasa una plantilla o terraja de madera y metal cuyo perfil es el de la cara interior de la campana y que se hace girar alrededor de un eje. De esta forma obtiene un molde, con su cara exterior afinada y que se corresponde con lo que será la cara interior de la campana, para a continuación cubrirlo con una fina capa de ceniza mezclada en agua y algo de barro.

El objeto de esta fina capa es evitar que la siguiente que se va a dar se adhiera al núcleo ya elaborado.

El siguiente paso consiste en extender sobre la superficie anterior una nueva capa, o falsa campana hecha con barro menos consistente cuyo espesor se corresponderá con el grueso de la campana a fabricar. Sobre ella se pasa otra plantilla o terraja cuyo perfil es el exterior de la campana que se desea obtener.

A continuación, el campanero cubre esta superficie, que va a ser la exterior de la campana, con una fina capa de sebo de vaca y cera con jabón. Sobre la misma se colocan las cruces, figuras e inscripciones que desea que lleve la campana en su superficie exterior, hechas con cera en moldes de madera de boj, para pasar a extender sobre esta superficie una nueva capa de barro mezclado con paja y estiércol de caballo, más bien gruesos que será el recubrimiento exterior del molde.

Construcción de CampanasConstrucción de Campanas en el siglo XVIII según Diderot y d'Alembert.

El maestro campaneroEl maestro campanero coloca las figuras e inscripciones que desea que lleve la campana (foto Antxon Aguirre Sorondo).

La fundición de campanaLa fundición de campana es la operación fundamental que Abel Portilla dirigie con maestría (foto Antxon Aguirre Sorondo).

El maestro campanero deja el conjunto a secar durante varios días, al cabo de los cuales levanta con una grúa la cascara exterior de barro y destruye la capa central hecha con material menos consistente. Vuelve a colocar la capa exterior y obtiene de esta forma otro molde con el vaciado interior y forma de la campana deseada. Este conjunto se coloca en un foso excavado en el suelo que se rellena totalmente con tierra fina o arcilla, apisonándolo fuertemente con lo que queda el molde preparado para fundición.

El bronce se derrite en un horno que se halla situado junto al foso y a un nivel superior, que actualmente se calienta con fuel-oil y anteriormente con leña. El material tarda en alcanzar los 900°C y fundirse unas tres horas. Cuando el maestro campanero considera que se ha llegado a las condiciones óptimas rompe el tapón de arcilla que tapa la salida del horno y el bronce comienza a fluir llenando el molde. Esta operación dura para una campana de tamaño medio de 350 kgs. de peso, solamente unos quince segundos y es la más difícil e importante de todo el proceso. En este corto espacio de tiempo el campanero regula la salida del bronce y el llenado del molde con una barra que maneja manualmente y de su correcta ejecución depende el éxito de la. operación. Aún con muchos años de experiencia el resultado final sigue siendo incierto y a veces la campana obtenida sale con poros o grietas y debe ser destruida volviéndose a la situación inicial con pérdida de todo el trabajo realizado.

Después de enfriar todo el conjunto, lo que exige dos o tres días, se extrae la tierra del foso, se rompe el molde de barro y se descubre la campana fundida que no precisa más que unos pequeños retoques para su terminación.