El proceso productivo

En el caso de las vidrieras la fase inicial, el diseño, previo al logro del pedido, es de gran importancia y constituye la fase más creativa del trabajo del artesano. El diseñador debe tener un detallado conocimiento de la ubicación prevista (orientación, altura), sobre todo, para analizar la intensidad de la luz que puede influir en la elección de los colores a emplear para pasar a definir a tamaño reducido el contenido de la vidriera(motivos, imágenes, dibujos) lo que en el oficio se llama bocetar, que en ocasiones realiza el artista sobre una idea del posible comprador de la obra, o según su propia concepción. En ocasiones se produce la situación inversa, es decir, que el demandante dispone de unos determinados recursos económicos a los que debe someterse el artesano.

La definición de la obra permite presupuestar la fabricación de la vidriera y poder conseguir su encargo.

Logrado el encargo de la fabricación de la vidriera hay que reproducir el boceto sobre un papel al tamaño real definiéndose y numerando las diversas partes y los colores de los vidrios que van a formar el conjunto. Esta operación requiere un gran conocimiento del oficio que solo es posible adquirir con la experiencia.

Una vez seleccionados los vidrios que se van a emplear, se colocan uno a uno sobre el boceto (realizado sobre papel blanco). La transparencia del vidrio facilita poder ver el dibujo y por lo tanto por donde ha de ir la línea de corte. En el caso de que el vidrio no sea lo suficientemente transparente para poder ver el diseño, se puede utilizar la mesa de luz o una copia del boceto como plantilla.

Para cortar el vidrio se emplea un cortador provisto de una rulina de carburo de tungsteno y un pequeño depósito de aceite que la auto-lubrica y favorece su conservación. Antiguamente se empleaba el diamante como herramienta de corte, pero hoy día la eficacia de las ruletas ha dejado de lado a esta tradicional herramienta.

Jaime Septien trabajando El artesano Jaime Septién Parras en el proceso productivo de una vidriera.

Se continua mateando los bordes de las diferentes piezas de vidrio hasta lograr una superficie uniforme para lo que se utiliza una pulidora provista de una fresa de diamante refrigerando hidráulicamente los cristales desprendidos muy nocivas para la salud. Colocadas las piezas con los cantos pulidos sobre el dibujo inicial se procede a su reajuste hasta conseguir su encaje perfecto al diseño lo que es fundamental para la correcta elaboración del trabajo.

Seguidamente el proceso continua enmarcando todas las piezas de vidrio con una cinta autoadhesiva de cobre que puede ser de diferentes anchuras siendo las más utilizadas de 5,7 mm.. Se procede a continuación al planchado para lograr que el cobre quede bien adherido al vidrio. Una vez colocados los vidrios en su forma definitiva y comprobado que encajan debidamente se sueldan todas las uniones de cobre con una aleación de estaño (60%) y plomo (40%), primero un lado de la vidriera y luego el otro, previa aplicación de un decapante para facilitar la adherencia. Para esta operación se utiliza un soldador de 75 o 105 watios.

Antes de terminar el proceso se procede a la limpieza de la vidriera utilizando sobre todo mucha agua y jabón desengrasante para posteriormente proceder a su secado. Es importante la limpieza de los cordones de soldadura para evitar que los restos del decapante afecten negativamente a las soldaduras.

Finalmente se coloca alrededor de la vidriera un fleje laminado para rematar y dar consistencia al conjunto.

En la elaboración de artículos para uso cotidiano o decoración de menor tamaño que las vidrieras, el proceso productivo es básicamente el mismo, si bien adaptado a las características de estos bienes.

Erlojua Artículos decorativos elaborados con la técnica Tiffany.