Modelistas de fundición

La fabricación de piezas por el sistema de fundición, es decir vertiendo un metal en estado líquido en un molde con la forma de la pieza a obtener, hecho generalmente en arena, arcilla u otro material similar, ha sido uno de los procesos tradicionales más utilizados.

Para la obtención del molde es preciso realizar previamente un modelo igual a la pieza deseada y que generalmente se hacía en madera. Este modelo se encajaba en una superficie de arena que se apisonaba en su entorno. Para piezas muy sencillas obtenían de esta forma el modelo deseado sobre el que se vertía el metal fundido y para las más complejas se construían, por el mismo procedimiento, dos moldes, cada uno con una mitad de la pieza, de forma que al unirlos daban la figura completa deseada.

Aunque procesos de estas características ya se empleaban en la antigüedad a partir del siglo VII se desarrolló la fundición de campanas en bronce, sobre moldes de arcilla, que se conseguían haciendo girar una plantilla de madera con el perfil de la campana alrededor de un eje, sobre una mesa de arcilla. Esta plantilla se ha conocido en nuestra zona con el nombre de terraja y se utilizó hasta hace 25 años para la obtención de piezas de revolución de grandes dimensiones.

EredugileaEredugileek arotzgintzari buruzko ezagutza sakonak behar zituzten.

El dominio de esta técnica abrió la vía a la fundición de grandes piezas, principalmente cañones de artillería. Entre los siglos XIII y XV se desarrolló la fundición del hierro, posible gracias a la obtención de temperaturas más altas, insuflando grandes cantidades de aire con fuelles movidos por ruedas hidráulicas.

A partir del segundo tercio del siglo XVIII, las Reales Fábricas de municiones de Eugui y Orbaiceta, en Navarra, fundían importantes cantidades de hierro utilizando moldes de arena y modelos de madera para los que disponían de los correspondientes talleres de moldería y carpintería dirigidos por especialistas franceses. A lo largo del siglo XIX, con la industrialización, las fundiciones se fueron extendiendo en nuestro país.

En todos estos siglos, los principios que guiaban el proceso de fundición se mantuvieron casi inalterables, variando muy poco la construcción del modelo y del molde de arena.

Hasta la década de los años cincuenta de nuestro siglo, los modelos se elaboraban en madera de pino norte, de Soria o de Las Landas, así como de nogal y aliso principalmente.

Se comenzaba marcando el perfil de la pieza sobre un trozo de madera, se recortaba en sierra de cinta, máquina que junto con la cepilladora y el torno para madera, eran las únicas de que disponía el modelista, para seguidamente seguir toda la elaboración a mano.

Para la obtención de agujeros y huecos se iniciaba con un taladro y con una gubia de modelista para seguir poco a poco ensanchando y vaciando la cavidad inicial. Las piezas de geometría compleja y/o grandes dimensiones se construían en varios trozos que al final se pegaban entre ellos.

El modelista debía tener siempre presente el proceso de fundición y la forma en que el hierro colado tenía que llenar el molde obtenido, con objeto de evitar problemas en su ejecución o por error construir un modelo que en la práctica no podía llegar a ser fundido.

Es opinión generalizada que los buenos modelistas, capaces de resolver la fundición de cualquier pieza que se les encomendara, fueron casi siempre escasos.

Los modelos de madera se realizaban generalmente a partir de planos y el modelista debía de aumentar las medidas del modelo para corregir la contracción del hierro al solidificar y enfriarse, para lo que generalmente disponían de metros en los que las graduaciones eran proporcionalmente mayores que las reales.

Una vez dada la forma a la madera, se lijaba a mano toda la superficie con objeto de mejorar su acabado y eliminar o redondear aristas. Un modelo sencillo podía precisar de 100 a 200 horas de trabajo, llegando a 2.000 horas los más complejos.

Hacia los años sesenta comenzaron a introducirse las máquinas lijadoras, fresadoras y regruesadoras, pero siempre con adaptaciones y modificaciones hechas a indicación de los modelistas que las requerían de acuerdo con sus necesidades.

Actualmente los modelos se construyen con poliester y otros materiales utilizando máquinas de control numérico, con lo que su elaboración ha perdido su carácter manual, requiriendo conocimientos que se adquieren en las escuelas profesionales.