Vidriera emplomada

Los procesos actuales de fabricación siguen manteniendo en gran medida las características básicas del pasado, si bien, los avances técnicos en los materiales y las herramientas han facilitado la labor de los maestros vidrieros, aunque, a pesar de estos progresos siguen siendo necesarios el arte y los conocimientos de estos artesanos.

La creación de una vidriera, inicialmente requiere que el diseñador de la misma tenga un detallado conocimiento de la ubicación prevista (orientación, altura, etc.), sobre todo, para analizar la intensidad de la luz, que puede influir en la elección de los colores a emplear, para pasar a definir el contenido de la vidriera (imágenes, dibujos, etc.), lo que en el oficio se llama bocetar, que en ocasiones realizan los artistas especializados sobre una idea del futuro propietario de la obra, o según su propia concepción. Artistas de gran renombre han creado bocetos para vidrieras. Sin embargo, salvo en las más importantes, cada vez es más frecuente que sea el propio maestro vidriero, en base a su experiencia, el que lleve a cabo esta tarea, lo que constituye la parte más creativa, que requiere una notable capacidad artística.

La definición del boceto permite presupuestar la fabricación de la vidriera y poder conseguir su encargo. En ocasiones se produce la situación inversa, es decir, que se dispone de unos determinados recursos económicos a los que debe someterse el artesano.

Aprobado el boceto, hay que reproducirlo al mismo tamaño que la vidriera, definiendo las líneas por donde debe ir el armazón de plomos y las formas que deben adoptar los vidrios, así como sus colores y texturas, lo que anteriormente se hacía sobre papel de estraza, y actualmente sustituido por otro de más calidad, también de cierto grosor. Esta operación requiere un gran conocimiento del oficio y experiencia. A partir de este dibujo se obtiene una copia del mismo tamaño en cartón, para lo que se coloca sobre un papel de calco, debajo del cual va otro papel más duro, repasándose el original, utilizando un clavo, obteniendo de esta forma su copia, (el cartón) que es fundamental en la construcción de la vidriera.

El diseñador dibujando el primer bocetoEl diseñador dibujando el primer boceto de una vidriera. El artesano reproduciendo a tamaño real sobre papel grueso el diseño de la vidriera, para lo que se guía del primer boceto.

Colocado el cartón sobre una mesa el maestro vidriero recorta los patrones o plantillas (hacer los calibres), que tienen la forma de cada uno de los vidrios que se quieren obtener en la vidriera definitiva, para lo que se utilizan unas tijeras especiales (de vidriero), que con su doble filo arrancan una tira de 1,75 mm. del perímetro  de cada plantilla, destinado al espacio necesario entre vidrio y vidrio para colocar la tira de plomo que los mantendrá unidos, con lo que termina el proceso que podíamos llamar, preparatorio, pasándose a la construcción de la vidriera.

Los vidrios a utilizar se eligen entre una amplia gama de colores (hay ofertas de hasta 1.600 tonalidades), de calidades y texturas diversas, que sabiamente combinadas por el artesano, darán a la vidriera su peculiar belleza. Colocado el cartón sobre el vidrio, su corte se hace utilizando las plantillas como modelos, para lo que existen diversas herramientas especializadas (como la ruleta de acero, el diamante, la máquina de disco, el corta-círculos y la máquina de circunferencias), que permiten dar la forma precisa a las distintas piezas.

En el caso frecuente de que haya que pintar los vidrios, lo que se conoce  como vidriera historiada, el principal producto utilizado es la grisalla, una pintura compuesta por óxido de hierro o de cobre, que se aplica diluida con agua o vinagre y mezclada con goma arábiga (para lograr su mejor fijación), para pasar  a hornear las piezas a una temperatura aproximada de 600ºC para conseguir su vitrificación.

Montaje de la vidrieraUna vez cortados las distintas piezas de cristal, se van montando una junto a otra sobre el dibujo de la vidriera a tamaño real. Una vez unidas todas las piezas de cristal, con las tiras de plomo, la vidriera queda terminada.

Una vez que se tienen todos los vidrios necesarios se puede proceder a montar la vidriera, componiendo las figuras deseadas con los cristales cortados, uniéndolas con tiras de plomo.

El plomo llega al taller en tiras con forma de H, de diferentes medidas y calibres, siendo uno de los más habituales es el de 7 mm. de anchura. El montaje de la vidriera se realiza sobre una mesa, colocando sobre la misma el dibujo a tamaño real conseguido anteriormente y siguiendo el mismo, el maestro vidriero va situando en su lugar cada una de las piezas de vidrio, introduciendo las mismas entre las alas de las tiras de plomo, presionándolas manualmente con una madera, logrando su unión. Cada vez que coloca una pieza de vidrio en su lugar, la sujeta con un clavo pequeño para evitar su desplazamiento, hasta que se monten las piezas contiguas. El trabajo se inicia por un extremo y poco a poco se va componiendo toda la vidriera, siendo necesario que el ensamblaje entre las distintas tiras de plomo que forman la red de la vidriera sea perfecto, ya que de él depende la consistencia de toda la obra. Terminado el montaje, todas las juntas se sueldan con estaño por las dos caras de la vidriera y, además, para conseguir aún más sujeción del vidrio, se presionan las alas de todas las tiras de plomo con una espátula de madera (“bajar los plomos”), alisándolo y consiguiendo su perfecto acoplamiento.

Para obtener un acabado perfecto restan aún dos operaciones. La primera es la aplicación, por ambos lados de la vidriera de una masilla hecha de sulfato de calcio, aceite de linaza y aguarrás, que sirve para repeler el agua. También se utiliza serrín, introduciéndose ambos entre el cristal y el plomo. La segunda es el pavonado de los plomos, es decir, la operación de homogeneizar los plomos y las soldaduras de estaño mediante cepillado, quedando la vidriera terminada, tras colocar refuerzos traseros para su mejor sujeción.

Vidriera diseñada por Simón BerasaluceVidriera diseñada por Simón Berasaluce dedicada a la Cofradía de los navegantes de Deva.