Los actuales maestros

La Organería Española, S.A., fábrica de San Ignacio de Loyola ha tenido diversos continuadores, de los que al menos a mediado de 1.997 quedan dos,-por un lado José Antonio Azpiazu Gómez e Hijo y por otro, Bernal y Corta. José Antonio Azpiazu Gómez (Azpeitia 20/10/1935) trabajó en la organería española desde los 17 años y durante 35, adquiriendo los conocimientos específicos de la profesión sobre todo de afinación y armonización que puso en práctica con frecuencia en diversos lugares del país.

Desde hace 10 años trabaja por cuenta propia con la colaboración de su hijo José Antonio Azpiazu Mateos (16/09/1996). Han realizado muy importantes trabajos para el Palacio Real, Teatro Real de Madrid, Palacio de la Música de Barcelona y Catedrales e Iglesias de El Escorial, Granada y Cádiz, así como los de restauración del órgano de la Parroquia de Azpeitia, entre otros.

Agustín Bernal (55 años) y Benito Korta (53) maestros organeros que tienen su empresa en Azpeitia son un buen ejemplo de mantenimiento de un oficio continuando la tradición de los expertos vascos, que en el pasado tuvieron un bien ganado renombre. Su actividad principal es la instalación y reparación de órganos de transmisión mecánica, neumática o eléctrica.

Comenzaron a trabajar a la misma edad (14 años) en la Organería Española. El primero ha estado siempre ligado a la sección de armonización, mientras el segundo, comenzó en la sección de tubería para pasar posteriormente al montaje.

Según Agustín Bernal y Benito Korta, la organería abarca varios oficios que, en la fábrica se clasificaban por secciones: tubería, electricidad, carpintería, montaje, afinación y armonización. También se contaba con herreros que eran los que se encargaban de hacer todos los elementos mecánicos, de su especialidad, que eran necesarios.

En la sección de tubería era muy importante conocer la proporción de estaño y plomo más conveniente para conseguir la aleación adecuada y obtener tubos perfectos. En épocas de guerra y consiguiente escasez de materiales se llegaron a hacer tubos de cobre y de cinc. Habitualmente el mayor es de 32 pies (cada pie 28 cms.) y el más pequeño de 1. Para su afinación se utiliza un "tudel".

En la carpintería se trabajaba la madera y principalmente los tubos cuadrados o rectagulares que se utilizan para los violones. Para obtener el sonido idóneo, el maestro diseñaba la boca, el morro, el alma y los dientes y para lograr el afinado, acoplaba un tapón y utilizaba el diapasón. También los flautados (tubos redondos de madera con una especie de capuchón) cuentan con su boca, morro, alma, dientes y orejas, elementos todos ellos indispensables para producir el sonido deseado, llevando cada uno de ellos su propia entalla para de este modo poder afinarlos. Asimismo los fuelles hechos a base de madera y cuero, también necesitan sus ventanas y contra ventanas para producir el aire.

Entrada principal a Organería EspañolaEntrada principal a Organería Española, fábrica San Ignacio de Loyola (foto Pepe Gil).

Benito KortaBenito Corta, montando las teclas de un órgano (K.L 05197).

Agustin BernalAgustín Bernal en la operación de afinado de tubos (K.L 05197).

Otra de las tareas que también realizaba en ocasiones el maestro organero, era el diseño del mueble exterior del órgano que luego un tallista o escultor construía y montaba.

Al cerrarse Organería Española, Agustín y Benito constituyeron la empresa "Bernal y Korta". Su actual trabajo les ha llevado a iglesias de la Comunidad Autónoma Vasca, pero también a Navarra, Madrid, Granada, Canarias, Mallorca y otras muchas localidades de la península, así como a Francia.

Entre ambos han logrado formar una pareja de maestros organeros que realizan toda clase de reparaciones en aquellos órganos de transmisión mecánica, (todos los elementos que se accionan hasta llegar al secreto, son mecánicos), así como en los de transmisión neumática (que se accionan por medio de válvulas de aire). También reparan los de transmisión eléctrica y por tanto interviene la corriente para accionar las electro válvulas.

Los elementos como las tuberías, flautados de diferentes medidas, etc. los compran a terceros cuando los tienen que cambiar, aunque también los reparan y se encargan de afinarlos.