El disputado órgano de Elgoibar

El 13 de diciembre de 1840 el Ministro de la Gobernación, en aplicación de las leyes desamortizadoras, reiteró la orden de clausurar todos los conventos e institutos religiosos de varones de Guipuzkoa.

Tres días más tarde la Junta de Enajenación de la provincia, insta al alcalde de Elgoibar a que proceda a cerrar el convento de San Francisco, e inventariar los vasos sagrados, ornamentos, muebles, casa, huerta, censos y todos los demás bienes de la comunidad que pasarían a propiedad del Estado.

Transcurridos algo más de dos años, en enero de 1843 el Ayuntamiento de Pasajes solicita del Administrador de Bienes Nacionales que el órgano del antiguo convento de San Francisco de Elgoibar, en desuso, fuera trasladado a la iglesia parroquial del distrito de San Pedro. La administración respondió que no había ningún inconveniente, siempre que se aceptaran las siguientes normas:

  • Que la cesión o entrega se entienda en depósito.
  • Que el desmonte y la conducción de Elgoibar a Pasajes San Pedro fuera por cuenta del Ayuntamiento.
  • Que el órgano se otorgaba con la obligación de estar siempre a lo que el Gobierno dispusiese, y
  • Que también se obligase a la buena conservación y satisfacción de las mejoras que pudiese necesitar el órgano, previo inventario minucioso de su estado actual, e igualmente que nunca podría reclamar el ayuntamiento el importe de las mejoras.

La corporación pasaitarra se mostró conforme, por lo que pidió se dispusiese los detalles de la entrega.

El ayuntamiento de Elgoibar, sin embargo, no estaba de acuerdo con perder su órgano, que deseaba ver en la parroquia de la villa. En contestación al administrador Eustaquio Amilibia, aclara la corporación que con fecha 29 de setiembre de 1841 ya había elevado una petición en ese sentido, y que si no insistió posteriormente fue "por evitar molestias a Su Señoría". Le suplicaban que adjudicara al Ayuntamiento de Elgoibar dicho órgano en las mismas condiciones que se ofrecieron al de Pasajes, en razón de que fue construido unos doscientos años antes gracias a los bienhechores de la villa y para beneficio de sus habitantes, tal como aseguraban, constaba en los documentos municipales.

La administración no atendió la petición y decidió adjudicar a Pasajes el órgano con la única modificación que había que pagarlo al contado y previa justa tasación. El consistorio de Elgoibar informó de ello al cura párroco de San Bartolomé.

En junio de 1843 un nuevo oficio de la Junta de Bienes Nacionales declaraba la cesión gratuita del órgano al municipio de Pasajes, a lo que la corporación elgoibarresa informó que, en cumplimiento de la Real Orden de 9 de setiembre de 1835, entonces se inventariaron todos los ornamentos y efectos pertenecientes a la iglesia del suprimido convento, entre los que se contaba el instrumento en cuestión. Pero Elgoibar, se decía, siempre estuvo dispuesto a comprarlo, previa justa tasación, y aunque en "esos días" carecía de los medios necesarios para satisfacer su valor, se debía tener en cuenta el sacrificio de sus habitantes para su construcción, permitiéndose por ello que reemplazara el órgano de la parroquia matriz que estaba inútil para el servicio.

El municipio elgoibarrés, cuando aparecieron los pasaitarras para llevárselo, no lo quisieron entregar y el administrador Amilibia les comunica por escrito que, careciendo de atribuciones para cambiar lo ya dispuesto por la Junta Superior, estaba sorprendido de que no se hubiera hecho entrega del órgano al comisionado que acudió a recogerlo (por la oposición del Ayuntamiento), especialmente cuando Elgoibar siempre se distinguió por su respeto a las órdenes de Su Majestad.

Pero antes de que hubiera tiempo para contestar a esta carta llegó otra por la que el señor Provisor del Obispado de Calahorra accedía a la petición de cesión del órgano para su uso en la parroquia de la villa. Los corporativos tuvieron motivos más que suficientes para celebrarlo, y decidieron dar su más expresivo agradecimiento al vicario por la celeridad de sus gestiones.

Finalmente se envió al administrador una respuesta y otra comunicación al Gobernador del Obispado de Calahorra, recordándoles a ambos que a consecuencia de la Real Orden de 9 de setiembre se hizo entrega al cura párroco de la iglesia de San Bartolomé, con autorización expresa del vicario, de los vasos sagrados, ornamentos, órgano y demás efectos pertenecientes al exconvento.

Después de recibida la autorización del señor Provisor parecía que todo quedaba arreglado, pero no fue así. La última palabra estaba todavía lejos de decirse, puesto que el Jefe Superior Político de la provincia hizo saber que la Junta de Venta de Bienes Nacionales había concedido al Ayuntamiento de Pasajes el disputado órsano, al que además eximía de los gastos en orden a su insolvencia manifiesta. El Jefe Político rogaba a Elgoibar notificara el paradero del instrumento -si estaba todavía en el convento o en poder de alguna persona- y en segundo caso quién y en virtud de qué orden, y presentase cuantos inconvenientes hubiera a dicho traslado, para dar de una vez por todas cumplimiento a los dispuesto por "la Superioridad".

Nuevamente el mismo personaje escribe en contestación a una carta, por la que la corporación municipal decía estar dispuesta a pagar el órgano previa tasación, proponiendo quedárselo -al igual que Pasajes- sin abonar en principio ninguna cantidad. El Jefe Político no estaba dispuesto a consentirlo, y argumentaba que si el pueblo tenía interés en la conversación del órgano bien podría reunir el dinero necesario para pagarlo. En consecuencia, no quería verse obligado a tomar medidas más drásticas y solicitaba por última vez la colaboración de la villa. Esta envió la carta al Gobernado del Obispado de Calahorra a fin de que pusiera en conocimiento del Jefe Político las decisiones adoptadas.

Pero la paciencia del Jefe Político era mayor de la que podría deducirse del anterior documento. El 1 de junio de 1845 se da lectura ante el pleno municipal de una comunicación de aquél, por la que les amenazaba con una multa de 500 reales, a pagar por los concejales mancomunalmente, si la entrega del órgano no se efectuaba de acuerdo con lo establecido. Volvió a la carga el 22 de junio insistiendo en idéntica amenaza de no producirse el acuerdo entre Elgoibar y San Pedro para su inmediato traslado.

Los corporativos de Elgoibar, sin duda ya exhaustos, sólo pudieron poner en manos del Vicario el asunto, y puesto que éste había recibido la cesión del órgano, y a su vez se lo entregó al cura párroco de San Bartolomé, "él y nadie más que él estaba en condiciones de explicar al Jefe Político las circunstancias" y, si hiciera falta, convocar a los señores junteros en San Sebastián para tratar sobre el tema. (1)

Queda claro, el gran valor que los Ayuntamientos concedían al órgano. Tanto tira y afloja que la cuerda se rompe y el órgano del convento de San Francisco no se va a Pasajes San Pedro, pero tampoco se queda en Elgoibar. Pasan 14 años desde la última advertencia y quedan todos los ornamentos, vasos sagrados, la campana y el órgano, bajo la tutela del cura párroco Francisco Lizarriturri. En el año 1859 los frailes del convento de Nuestra Señora de Aranzazu, reclaman para sí, los efectos del ex convento que se hallaban guardados, petición que les es aceptada por el Gobernador Eclesiástico del Obispado de Calahorra y previo inventario le entregan a D. Elias Arregui capellán mayor del Santuario de Aranzazu los efectos guardados con tanto celo durante 19 años.

Entre los efectos entregados se observa que hay un cáliz y un copón plateados, luego corporales, casullas, dalmáticas, albas, tres confesionarios, varios bancos "con respaldo para hombres", una campana de once arrobas y el instrumento que tanta polémica había suscitado, el órgano que, todavía se encontraba seminuevo. (2)

 

(1) CONVENTO DE SAN FRANCISCO DE ELGOIBAR . Koldo Lizarralde Elberdin. Ayuntamiento Elsoibar 1990.

(2) A.H.P.G.O. L-1 -4487, folio 412.